En ocasiones, no resulta sencilla la diagnosis porque los tumores vertebrales comparten síntomas con muchas otras enfermedades no graves, por lo que el médico debe analizar a fondo la sintomatología y el histotial clínico, además de llevar a cabo un examen físico y neurológico exhaustivos.
Asimismo, solicitará estudios adicionales como:
- Radiografías.
- Resonancia magnética.
- Tomografía computarizada.
- Biopsia de tejido.
Si bien, el tratamiento busca la eliminación total del tumor vertebral, el procedimiento quirúrgico es riesgoso porque puede dañarse la médula espinal y los nervios cercanos, por lo que, dependiendo de la zona en la que se localice y el tamaño que tenga, se puede establecer la terapia más adecuada para cada caso, pero, por lo general incluye:
- Monitoreo.
- Cirugía.
- Radioterapia.
- Quimioterapia.
- Radiocirugía estereotáctica.
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