Se trata de un padecimiento de elevada incidencia en el que además de sentir tristeza, desesperanza y perder las ganas de vivir, como en cualquier clase de depresión, la sintomatología es transitoria y puede atenuarse ante la manifestación de situaciones agradables o benéficas.
La depresión atípica, que suele comenzar durante la adolescencia y continuar hasta la adultez, afecta tu estado de ánimo, tus pensamientos y comportamiento, generando una serie de problemáticas a nivel físico y emocional que pueden interferir en tu vida cotidiana, impidiéndote realizar tus actividades de manera normal.
Aunque se desconoce el origen de la depresión atípica, se han identificado una serie de factores de riesgo que incrementan las posibilidades de padecer esta afección, entre ellos:
- Alteraciones en los neurotranmisores cerebrales.
- Familiares con el mismo padecimiento.
- Trastorno bipolar.
- Alcoholismo.
- Drogadicción.
- Traumas infantiles.
- Estrés.