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¿Qué es disautonomía?

14 de julio 2025

La disautonomía o disfunción autonómica es un trastorno del sistema nervioso autónomo en la cual se ven afectadas en el cuerpo las funciones automáticas como la digestión, la temperatura corporal o la frecuencia cardíaca.

Disautonomía qué es

El sistema nervioso autónomo es el responsable de manejar y controlar diversas funciones corporales.

A pesar de que se desconoce la causa, las investigaciones clínicas señalan que su aparición puede deberse a una anomalía en el sistema nervioso simpático, encargado de normalizar la respuesta al estrés y al calor; y el sistema parasimpático responsable del descanso y la relajación.

También, suele vincularse a atrofias multisistémicas, diabetes, polineuropatías y enfermedad de Parkinson.

La disautonomía afecta más a las mujeres y se clasifica en:

  • Primaria: presente en niños y adolescentes.
  • Secundaria: presente en personas adultas de 40 años en adelante.

Signos y síntomas Disautonomía

Los síntomas de la disautonomía pueden variar ampliamente de persona en persona y dependiendo del tipo específico de disautonomía que presentan.

Dentro de los síntomas más comunes que se relacionan a la disautonomía se encuentra el mareo o desmayo al ponerse de pie que se conoce como hipotensión ortostática, fatiga extrema, palpitaciones, intolerancia al ejercicio y problemas gastrointestinales como la sensación de llenura rápida o náuseas.

También es posible que una persona con disautonomía pueda experimentar ansiedad inexplicable, visión borrosa, sudoración excesiva o reducida, dificultades para regular la temperatura corporal que puede desencadenar sensación de mucho frío o mucho calor, así como alteraciones en la micción o la evacuación.

La presencia de estos síntomas puede ser de manera persistente o intermitente y muchas veces empero cuando hay estrés, calor o cambios posturales.

Debido a que todos estos síntomas pueden estar relacionados a muchas otras condiciones, esto dificulta su diagnóstico, por lo cual es fundamental que se realice una evaluación clínica completa.

Diagnóstico Disautonomía

El diagnóstico de la disautonomía llega a ser complejo debido a la amplia variedad de síntomas y su similitud a otros trastornos.

Por lo general esto comienza con analizar la historia clínica detallada y realizar un examen físico enfocado en la respuesta del cuerpo a diferentes posturas, temperaturas, esfuerzos y estados emocionales.

También con frecuencia se solicita la prueba de mesa basculante o tilt table test, que permite evaluar la presión arterial y la frecuencia cardíaca al cambiar de posición, así como monitoreos cardíacos prolongados con un estudio Holter, o estudios de sudoración y de variabilidad de la frecuencia cardíaca.

Adicionalmente es posible que se indiquen análisis de sangre, estudios de función autonómica y, en ocasiones, pruebas genéticas si se sospechan formas hereditarias.

Llegar al diagnóstico de la disautonomía requiere de la colaboración de diversos especialistas como neurólogos, cardiólogos o reumatólogos, aunque el tipo de especialistas variará en función al perfil de síntomas.

Debido a que no hay una única prueba concluyente para su diagnóstico, con frecuencia se llega por exclusión y se basa en una evaluación integral en función a los hallazgos tanto de laboratorio como clínicos.

Tratamiento Disautonomía

El tratamiento de la disautonomía variará en función a la causa subyacente y del tipo específico del trastorno autonómico, pero generalmente el tratamiento busca aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de la persona.

Las medidas no farmacológicas son clave y pueden incluir aumentar la ingesta de líquidos y sal, utilizar medias de compresión, evitar cambios bruscos de posición y llevar una dieta fraccionada.

Una recomendación es evitar factores que agravan los síntomas incluyendo el exceso de calor, el estrés o el consumo de alcohol.

Es posible utilizar medicamentos para controlar síntomas específicos, en algunos casos. Estos pueden utilizarse para abordar la taquicardia, la hipotensión ortostática o regular la digestión y la sudoración.

La fisioterapia y los ejercicios de resistencia progresiva también pueden ayudar a mejorar la tolerancia al esfuerzo físico.

Debido a que la disautonomía es una condición crónica, el tratamiento suele ser personalizado y evoluciona con el paso del tiempo, requiriendo seguimiento continuo con profesionales de la salud que estén familiarizados con abordar los trastornos del sistema nervioso autónomo.

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Fuentes:

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    Ricardo Ostos

    Ricardo Ostos

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