Una vez que el médico analice la sintomatología, historial clínico y antecedentes familiares con niveles de colesterol alto o enfermedades cardiacas, realizará una revisión física y solicitará los siguientes estudios para confirmar la enfermedad:
- Análisis sanguíneos para valorar los niveles de lípidos.
- Exámenes de fibroblastos.
- Pruebas genéticas que ayuden a detectar anomalías vinculadas a la hipercolesterolemia familiar.
- Pruebas de función cardiaca.
El tratamiento a seguir, una vez confirmado el diagnóstico, consiste en:
- Medicamentos para reducir los niveles de colesterol malo y con ello, el riesgo de sufrir un ataque cardiaco.
- Cambios en la dieta y estilo de vida, incluyendo:
- Ingesta de sardinas, boquerones y salmón, entre otros.
- Consumo de fibra dietética.
- Actividad física de manera regular.
- Mantener un peso saludable.
- Erradicar el tabaquismo.
En casos graves, puede requerirse un procedimiento denominado aféresis, en el que la sangre se filtra para quitarle colesterol y se regresa al cuerpo del paciente.
Por último, cuando ningún tratamiento funciona y los niveles de colesterol continúan elevados, maximizando riesgos, la opción puede ser un trasplante de hígado.
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