Una amputación es un procedimiento quirúrgico a través del cual se remueve de manera parcial o total una extremidad del cuerpo. Aunque es una intervención drástica, suele realizarse cuando no existe otra alternativa terapéutica viable y la salud o la vida del paciente está en riesgo.
La amputación implica un proceso médico complejo tanto en planificación como en ejecución y conlleva consecuencias físicas y emocionales que deben ser atendidas de manera cuidadosa.
Dentro de las causas más comunes que pueden resultar en una amputación están las enfermedades vasculares, infecciones severas, traumatismos graves, tumores malignos o complicaciones derivadas de la diabetes, como el pie diabético.
Pero sin importar la causa, el objetivo de la amputación siempre es preservar la vida del paciente, evitar la propagación en caso de infecciones y permitir una recuperación funcional con el apoyo de rehabilitación y prótesis.
Niveles de amputación
Los niveles de amputación, o altura, variarán en función a diversos factores que incluyen el grado de daño en la extremidad, la presencia de tejido viable, la irrigación sanguínea y las posibilidades para adaptar prótesis a futuro.
Pero a grandes rasgos, las amputaciones se pueden clasificar en dos grandes grupos:
- Amputaciones mayores: aquí se involucra la pérdida de una parte significativa de la extremidad y esta intervención suele tener un mayor impacto funcional, así como rehabilitación extensa.
- Amputaciones menores: afectan las zonas más distales como los dedos de la mano o del pie, aunque son menos incapacitantes que las amputaciones mayores, también pueden comprometer la calidad de vida y la movilidad, sobre todo si son originadas por complicaciones ante la diabetes.
Previo a realizar el procedimiento, el cirujano identificará el punto exacto donde haya mejor irrigación sanguínea para favorecer la cicatrización. Durante el procedimiento se bloquea la circulación en la zona, se separan los tejidos blandos y se corta el hueso.
Amputación traumática
Una amputación traumática surge de manera repentina, como resultado de un accidente grave o una lesión severa como accidentes de tránsito, explosiones o lesiones laborales con maquinaria pesada.
Al ser una situación no planificada, requiere atención médica inmediata para evitar hemorragias, infecciones y complicaciones que pongan en riesgo la vida de la persona.
En ocasiones, es posible que se intente una reimplantación, aunque no en todos los casos se logra debido a que factores como el tiempo transcurrido desde la lesión, el estado del miembro amputado y la salud general del paciente pueden influir en esta decisión.
Amputación, riesgos potenciales
Al igual que cualquier otra intervención quirúrgica de alto impacto, las amputaciones presentan sus propios riesgos tanto al momento del procedimiento como durante la recuperación.
Entre las principales complicaciones se incluyen:
- Infección de la herida, sobre todo si el paciente vive con diabetes o tiene problemas de circulación.
- Coágulos sanguíneos que pueden promover el desarrollo de embolias pulmonares u otras afecciones de gravedad.
- Hemorragias.
- Complicaciones por anestesia.
- Problemas de cicatrización.
- Contracturas articulares.
En la amputación, la rehabilitación juega un papel crucial para la recuperación del paciente. Este proceso incluye fisioterapia para fortalecer el cuerpo, terapia ocupacional para recuperar la autonomía y apoyo psicológico para enfrentar los cambios emocionales.
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