Los nervios periféricos cumplen una función vital en el organismo porque son los responsables de conectar el cerebro y la médula espinal con los distintos componentes corporales. Estos nervios se componen de fibras frágiles denominadas axones, las cuales son aisladas por los tejidos circundantes, por lo que pueden lesionarse con facilidad y ocasionar una interferencia, distorsión o interrupción entre el cerebro, los músculos y los órganos.
La lesión de los nervios periféricos se conoce como neuropatía periférica y existen diversos tipos, ya sea, los que son originados por un padecimiento preexistente, una infección viral, problemas en el metabolismo, tumores, desequilibrios hormonales o la compresión física de un nervio. Sin embargo, algunas personas pueden nacer con trastornos en los nervios periféricos.
Se clasifica en:
- Leve: con el tratamiento oportuno y adecuado tiene una probabilidad alta de sanarse.
- Grave: puede haber una pérdida de sensibilidad en el área afectada, por lo que el proceso de recuperación puede ser más complejo.