¿Qué es Mieloma múltiple?

Se trata de un tipo de cáncer en la sangre que se desarrolla en las células plasmáticas, que son las encargadas de producir anticuerpos para enfrentar cualquier infección, sin embargo, en este caso, las células cancerosas se acumulan en la médula ósea desplazando a las células sanas que comienzan a crear proteínas anómalas que pueden generar complicaciones diversas, como daño renal.

Hasta el momento se desconoce la causa de la aparición del mieloma múltiple, pero se ha identificado que este tipo de cáncer se desarrolla con la presencia de células sanguíneas anormales en la médula ósea que crecen velozmente y sin control, afectando diversos órganos, entre ellos los huesos.

Por lo general, el mieloma múltiple inicia como un padecimiento llamado gammapatía monoclonal, caracterizado también por la presencia de células sanguíneas anómalas, pero en este caso, los niveles de proteína no son tan altos, por lo que los órganos no se ven afectados.

Existen una serie de factores que pueden incrementar el riesgo de formar un mieloma múltiple, como:

• Familiares que lo hayan padecido.
• Tener o haber tenido gammapatía monoclonal.
• Ser un adulto mayor.
• Ser varón.

La sintomatología es variable y al inicio de la enfermedad pueden no presentarse síntomas, pero los más frecuentes consisten en:

• Disminución del peso corporal.
• Cansancio extremo.
• Confusión mental.
• Rigidez y debilitamiento de las extremidades inferiores.
• Huesos adoloridos.
• Estreñimiento.
• Procesos infecciosos recurrentes.
• Náusea.
• Inapetencia.
• Sensación de sed extrema.

Entre las complicaciones que puede derivar del mieloma múltiple se encuentran:

• Anemia.
• Insuficiencia renal.
• Procesos infecciosos frecuentes.
• Afectaciones óseas.

Para detectar un mieloma múltiple, tu médico, además de realizarte un examen físico y verificar tu historial clínico, solicitará análisis de sangre y orina, así como  los siguientes estudios:

• Examen de médula ósea.
• Radiografías.
• Resonancia magnética.
• Tomografía computarizada.
• Tomografía por emisión de positrones.

Dependiendo del grado de avance, el oncólogo determinará el tratamiento a seguir, pero en la mayoría de los casos de cierta gravedad, se incluirán quimioterapia, radioterapia, cirugía, y trasplante de médula ósea.

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