Se trata de una afección mental en la que los niños o adolescentes tienen reacciones frecuentes e intensas de ira e irritabilidad, así como mal humor de manera frecuente, dañando su relación con otros niños, su rendimiento escolar y su entorno familiar.
Los niños que presentan el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo o TDDEA, por sus siglas en inglés, suelen ser más propensos a padecer otros trastornos mentales, así como requerir atención médica con mayor frecuencia.
Suele manifestarse entre los seis y 10 años de edad, llegando incluso hasta la edad adulta, siendo los varones los más afectados, al igual que ninos y niñas con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Se desconocen las causas del trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, pero los estudios clínicos señalan una combinación de factores genéticos y ambientales, como abuso, maltrato, violencia doméstica o situaciones traumáticas.
Síntomas: Trastorno de desregulación disruptiva
- Arrebatos emocionales intensos y continuos, ya sea conductuales o verbales, al menos tres o cuatro veces a la semana.
- Aislamiento.
- Berrinches persistentes.
- Dificultad para concentrarse.
- Enojo la mayor parte del tiempo.
- Hiperactividad.
- Irritación.
- Problemas de conducta en el hogar y la escuela.
- Problemas con sus compañeros y maestros.
- Reacciones iracundas.
Entre los riesgos y complicaciones que puede desencadenar el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo en la etapa adulta, se encuentran:
- Ansiedad.
- Bipolaridad.
- Conductas suicidas.
- Depresión.
Diagnóstico y tratamiento: Trastorno de desregulación disruptiva
El médico especialista analizará la sintomatología e historial clínica del menor, para después realizarle una revisión física y si lo considera necesario, una serie de estudios psicológicos que le ayuden a confirmar el diagnóstico y descartar otras enfermedades.
El tratamiento del trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo se determina en función de las necesidades del niño y su entorno familiar, incluyendo lo siguiente:
- Antidepresivos.
- Psicoterapia.
- Terapia para los padres.
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