Cuando existe un pérdida de control de la ingesta de bebidas alcohólicas, el alcohol afecta la vida cotidiana y no hay la voluntad para dejar de beber a pesar de los problemas que acarrea hacerlo, estamos ante el trastorno por consumo de alcohol.
Otra de las características de este trastorno es el requerimiento creciente de consumir mayor cantidad de alcohol para conseguir la misma sensación que antes se lograba con menos bebida, así como la manifestación de sintomatología de abstinencia al bajar o suspender el consumo.
Se considera alcoholismo cuando no puedes evitar consumir y esa ingesta te provoca problemas de salud, económicos, sociales o laborales, poniendo en riesgo tu seguridad e integridad.
La intensidad del trastorno por consumo de alcohol es progresiva, por lo que, incluso si tu grado es ligero, puede irse agravando con el paso del tiempo, por lo que un diagnóstico y tratamiento oportunos son de vital importancia para minimizar daños.
Entre las posibles causas del desarrollo de este trastorno se incluyen las siguientes:
- Genéticas.
- Psicológicas.
- Sociales.
- Ambientales.
La ingesta reiterada de alcohol durante periodos prolongados afecta la fisiología cerebral, lo que altera negativamente nuestro razonamiento, comportamiento y sentido de gratificación.
Riesgos potenciales:
- Excederse en el consumo por tiempo prolongado.
- Consumo precoz.
- Familiares con antecedentes de alcoholismo.
- Padecer algún trastorno mental.
- Experiencias traumáticas.
- Entornos con alto consumo.