Una vez que el oftalmólogo analice la sintomatología e historial clínico de tu hijo, realizará una revisión ocular completa para saber si hay diferencias entre un ojo y el otro, y si no existen otros problemas que pudieran estar afectando la visión.
En los bebés o niños pequeños, el médico tapará uno de los ojos a fin de observar cómo el otro ojo sigue un objeto en movimiento, así como la reacción del menor al tener cubierto uno de los ojos.
El tratamiento a seguir consiste en corregir el problema ocular que esté afectando el ojo perezoso o débil, ya sea con cirugía o el uso de anteojos. A partir de ello, colocará un parche en el ojo normal para forzar al cerebro a reconocer la imagen del ojo débil.
Cuando un niño presenta ambliopía, es fundamental fortalecer la visión en el ojo perezoso aunque se corrija la causa de ésta para evitar que tenga problemas de visión a largo plazo.
En ocasiones, el médico puede recomendar el uso de gotas oftálmicas para opacar la visión del ojo normal en lugar de usar un parche o utilizar anteojos con una lente que empañe la visión en ese ojo. Los últimos avances científicos se valen de las computadoras para mostrar una imagen ligeramente diferente a cada ojo.
En unas semanas o meses se fortalecerá la visión en el ojo débil, pero es probable que el menor siga necesitando un parche temporal durante algunos años para evitar que el ojo sano se deteriore, por lo que es fundamental continuar con las recomendaciones médicas y asistir puntualmente a las citas de valoración y seguimiento.
Los menores que reciben tratamiento antes de los cinco años de edad suelen recuperar la visión casi totalmente, pero si no se inicia de manera temprana, es probable que lo hagan solo de manera parcial.
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