Cuando a través de una cirugía se corta una extremidad de manera parcial o total, estamos hablando de una amputación, la cual obedece a necesidades médicas para restaurar la salud del paciente cuando no existe otra opción terapéutica o por lo delicado del estado de la persona, no es posible la realización de otros procedimientos.
Las amputaciones deben practicarse cuando nos encontramos ante los siguientes casos:
- Al existir un tumor cancerígeno que no puede extirparse.
- Escasa circulación sanguínea en el miembro afectado.
- Cuando el paciente sufre lesiones o traumatismos de extrema gravedad.
- Al presentarse gangrena en alguna extremidad.
- Quemaduras graves.
- Congelación.
- Infecciones incontrolables.
- Extremidades disfuncionales.
- Insensibilidad total en la extremidad.
- Lesiones o heridas que no sanan.
Más del 90% de las amputaciones por gangrena se deben a la diabetes, afectando, en la mayor parte de los casos, a los pies y las piernas, pero también se puede dar en manos y brazos.
Otras afecciones que ocasionan gangrena son las enfermedades de Raynaud y Buerger.
Cabe resaltar que la amputación no es una opción en todos los casos, ya que quedan excluidas personas con afecciones cardiacas, diabetes grave o con problemas serios de coagulación de la sangre.
Una vez definida la altura del corte por el cirujano, se requiere ubicar el lugar donde exista mejor irrigación sanguínea en la extremidad con el fin de que el proceso de cicatrización sea el adecuado. Posteriormente, se establece un bloqueo de la circulación en esa zona, se separan los tejidos musculares y se realiza el corte del hueso. Para finalizar, se suturan los tejidos residuales.
Al consumarse la amputación, existe un riesgo importante de que pueda infectarse la herida, pudiendo desencadenar una infección incontrolable que obligue a llevar a cabo tiempo después otro procedimiento idéntico para cortar otro trozo más en un punto más elevado de la extremidad afectada.
Para evitar una infección posterior a la cirugía, se prescriben antibióticos preventivos, y en caso de no haber complicaciones, el proceso de rehabilitación deberá iniciarse a la brevedad posible para comenzar a mover el muñón e ir acostumbrándose a la prótesis.
Riesgos potenciales de la cirugía de amputación:
- Dificultades respiratorias por la anestesia.
- Contracturas articulares.
- Problemas de cicatrización en la herida.
Perder una extremidad es una experiencia traumática, pero actualmente existen prótesis de alta funcionalidad que brindan a los amputados la oportunidad de vencer esa discapacidad y poder llevar una vida normal dentro de lo posible.
La rehabilitación después de sufrir una amputación no resulta corta ni sencilla, ya que es muy demandante a nivel físico y psicológico, por lo que, además de un terapeuta físico, se necesita un especialista en psicología y participar en grupos de apoyo de personas amputadas que hayan vivido o estén viviendo la experiencia.
Asimismo, es común que el paciente amputado llegue a padecer el síndrome del miembro fantasma, el cual provoca sensaciones de presencia o dolor en la extremidad faltante.
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Fuentes:
- cun.es
- medlineplus.gov
- mayoclinic.org
- msdmanuals.com
- topdoctors.es
- medigraphic.com
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