Conocer cómo subir la presión arterial baja es igual de importante que conocer cómo bajar la presión alta para tratar de tener la presión normal.
Se conoce como presión arterial a la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes de las arterias al momento de que el corazón la bombea a través del cuerpo; se considera como un indicador clave para conocer la salud cardiovascular.
La presión arterial se divide en dos valores:
- Presión sistólica: mide la presión en las arterias cuando el corazón se contrae y bombea la sangre, o sea, al momento de latir y en la medición es el número más alto.
- Presión diastólica: mide la presión en las arterias cuando el corazón está en reposo, entre latidos, que es el momento en que el músculo cardíaco se llena de sangre, en la medición es el número más bajo.
La presión arterial se mide en milímetros de mercurio o mm Hg y aunque el número puede variar, es importante conocer cuál es la presión normal; se considera como presión arterial normal a una presión de 120/80 mm Hg.
De cuánto es la presión baja
Antes de conocer cómo subir la presión baja, es necesario conocer a qué se le considera presión baja. Por lo general, la presión arterial baja o hipotensión es cuando la medición es inferior a 90 para sistólica y menor a 60 para la diastólica.
Aunque la presión arterial baja en muchas personas no causa problemas significativos, su nivel de peligrosidad depende de la causa, la gravedad y la rapidez con la que se presenta, así como los síntomas asociados.
Una persona con hipotensión, puede presentar mareos, aturdimiento, desmayos, visión alterada, náuseas, fatiga, pulso débil, dolor de pecho o falta de concentración; que son diferentes a los síntomas de presión alta.
Los síntomas de presión baja no son de tanta gravedad, pero pueden provocar situaciones de riesgo debido a desmayos o caídas que pueden provocar lesiones, especialmente en las personas mayores.
También se pueden presentar casos de presión baja severa que pueden llevar a un shock, esto es una condición médica grave que ocurre cuando el flujo de la sangre es insuficiente para poder suministrar oxígeno y nutrientes a los órganos vitales.
Otra situación de riesgo relacionada a la hipotensión, es cuando esta se origina por otras situaciones que afectan la salud como problemas cardíacos o problemas endocrinos, por ejemplo; donde directamente la hipotensión no es una causa, sino un síntoma de algo riesgoso.
A qué se debe la presión baja
La presión arterial varía a lo largo del día y esto se debe a factores como la posición corporal, la respiración, la alimentación, el uso de medicamentos, la presencia de estrés y hasta por la hora del día.
Por las mañanas suele ser más rápida que por las noches y son situaciones perfectamente normales.
Pero existen múltiples causas que pueden provocar presión arterial baja:
- Deshidratación: la pérdida de agua del organismo puede reducir el volumen de sangre en el cuerpo.
- Problemas cardíacos: padecimientos como bradicardia, problemas en las válvulas del corazón o ataques cardíacos también pueden resultar en esta condición.
- Trastornos endocrinos: problemas en las glándulas que producen hormonas como la tiroides también pueden causar hipotensión.
- Pérdida de sangre: una pérdida significativa de sangre por hemorragias o lesiones puede resultar en esta situación.
- Infecciones severas: en caso de que una infección entre al torrente sanguíneo, puede resultar en una caída riesgosa de la presión arterial.
- Falta de nutrientes: una dieta baja en vitamina B12 y de ácido fólico puede producir insuficiencia de glóbulos rojos y baja presión.
Existen diferentes tipos de hipotensión, en función a su origen:
- Hipotensión ortostática: también conocida como hipotensión postural, ocurre cuando una persona se pone de pie tras un periodo de estar sentado o acostado, resultando en que la presión arterial caiga repentinamente.
- Hipotensión postprandial: se presenta después de comer, momento en el que la sangre se dirige al tracto digestivo.
- Síncope vasovagal: afecta especialmente a personas jóvenes y ocurre después de estar durante mucho tiempo de pie.
- Hipotensión severa por shock: esta forma de presión baja es grave y puede poner en peligro la vida de la persona, se presenta cuando hay pérdida de sangre, la presencia de infecciones graves, reacciones alérgicas o problemas cardíacos de severidad.
Con qué se sube la presión baja
Aunque en muchas personas la presión arterial baja pasa desapercibida y no requiere atención médica especializada, en otras ocasiones sí será necesario.
Antes de aprender cómo subir la presión, es importante conocer la causa de esta situación. En caso de que la presión baja no sea de gravedad existen algunas medidas generales que ayudan a subir la presión:
- Aumentar la ingesta de sal, sin exagerar y con indicaciones médicas.
- Beber más agua para evitar la deshidratación.
- Utilizar medias de compresión que ayudan a mejorar la circulación.
- Cambiar la postura mediante movimientos graduales y lentos.
- Que los alimentos sean en cantidades pequeñas y frecuentes.
Pero en caso de que la presión baja sea una situación recurrente, siempre es importante acudir con un médico cardiólogo para conocer la causa de esto y recibir tratamiento específico en caso necesario.
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Fuentes:
MedlinePlus, MSD Manuals, Cigna