Cuando se pierde la memoria, de manera parcial o total, estamos ante un caso de amnesia o síndrome amnésico, donde se da una incapacidad para recordar eventos y conocimientos del pasado, o generar nuevos recuerdos a partir de situaciones recientes.
Cabe aclarar que la amnesia, contrario a lo que popularmente se cree, no implica olvidar quiénes somos, sino que simplemente es perder la memoria de sucesos e información.
Esta afección, que puede ser permanente, ocurre en el momento en que las zonas cerebrales encargadas de la memoria y los recuerdos sufren algún daño.
El tratamiento se basa en terapias mnemotécnicas y psicológicas, las cuales pueden ayudar al paciente a mejorar y a aprender a vivir con episodios de amnesia transitoria o permanente.
El origen de este padecimiento es fundamentalmente cualquier tipo de enfermedad o daño neurológico, siendo las causas más frecuentes de amnesia neurológica, las siguientes:
- Baja significativa de oxígeno en el cerebro por efecto de problemas respiratorios, cardiacos o intoxicaciones.
- Alcoholismo crónico que genera falta de vitamina B-1.
- Presencia de un tumor en el área del cerebro dedicada al memoria y sus procesos.
- Enfermedad de Alzheimer.
- Demencia.
- Episodios convulsivos.
- Ingesta de sedantes.
- Ictus.
- Encefalitis.
También puede manifestarse amnesia a consecuencia de traumatismos en la cabeza, aunque en estos casos, dependiendo de la gravedad del golpe recibido, suele ser transitoria.
Y un tipo más raro de amnesia es la psicogénica, la cual es producida por un evento emocionalmente traumático, siendo también temporal la pérdida de memoria.