Dependiendo del tamaño, ubicación y si es un aneurisma roto o un aneurisma no roto, se puede manifestar con diversos signos clínicos que pueden llegar a poner en riesgo la vida del paciente.
Ante esto, es crucial estar atento a los posibles síntomas para lograr llegar a una detección temprana y un tratamiento oportuno.
Aneurisma roto
Cuando un aneurisma se rompe, los síntomas aparecen de forma repentina y son generalmente intensos. En el caso de un aneurisma cerebral roto, el signo más característico es un dolor de cabeza súbito e insoportable, que se llega a describir como “el peor dolor de cabeza de la vida”.
Este dolor se puede acompañar de otros síntomas como náuseas, vómito, rigidez en el cuello, pérdida de la conciencia y, en algunas ocasiones, convulsiones.
Más allá del dolor, un aneurisma roto puede provocar también alteraciones neurológicas graves como visión doble, sensibilidad a la luz, dificultad para hablar, parálisis en un lado del cuerpo o desorientación.
Este tipo de síntomas reflejan daño cerebral por hemorragia subaracnoidea, una emergencia médica que requiere atención médica inmediata.
En caso de que no haya tratamiento urgente, las consecuencias pueden ser devastadoras, incluyendo daño cerebral permanente o la muerte.
Aneurisma no roto
El aneurisma no roto suele ser una condición silenciosa, que se llega a detectar de forma incidental durante estudios que se realizan por alguna otra causa.
Pero es posible que algunas personas sí perciban síntomas, en caso de que el aneurisma esté ejerciendo presión sobre estructuras cercanas. Por ejemplo, en el caso del aneurisma cerebral se puede incluir visión borrosa o pérdida de la visión en un ojo, también puede llegar a haber dolor facial o craneal, así como debilitamiento de los músculos del rostro.
Si el aneurisma se encuentra en otras localizaciones, como el aneurisma aórtico abdominal, los síntomas pueden estar ausente; pero es posible que haya una sensación pulsátil en el abdomen, dolor persistente en la espalda o el abdomen, así como molestias que llegan a empeorar al estar de pie o realizar esfuerzos.
Todos estos son una señal de que es posible que el aneurisma esté creciendo.