El Blastocystis hominis es un protozoario de naturaleza parasitaria que tiene la facultad de convertir el sistema digestivo humano y animal en su hábitat, normalmente sin desencadenar sintomatología, pero en ocasiones puede provocar cólicos, episodios diarreicos intensos y flatulencias, entre otros síntomas, que pueden acarrear una deshidratación seria.
La transmisión del Blastocystis hominis se da por medio del contacto con materia fecal de personas y animales infectados, o al consumir agua o comida contaminada, provocando la enfermedad infecciosa denominada blastocistosis.
Al existir varias cepas de este microorganismo (por lo que ahora se le llama Blastocystis spp.), no se ha identificado si solo algunas de ellas son nocivas o si la enfermedad únicamente afecta a personas con sensibilidad a él, por lo que resultan más vulnerables a sus efectos.
En países en vías de desarrollo, se estima que más del 21% de la población tiene a este parásito en su tracto digestivo.
Blastocystis hominis síntomas
Aunque muchas personas portan este microorganismo sin presentar molestias, en algunos casos se puede asociar a situaciones como diarrea persistente, dolor o cólicos abdominales, distensión, náuseas, fatiga o cambios en los hábitos intestinales.
Estos síntomas pueden presentarse de manera intermitente y con frecuencia se confunden con los del síndrome de intestino irritable, lo que llega a dificultar su diagnóstico.
La intensidad de las molestias puede variar desde leves hasta severas y en ocasiones se acompañan con la pérdida del apetito o heces blandas con mucosidad. También se puede percibir una sensación de evacuación incompleta o urgencia para defecar.
Aunque no es claro si en todas las ocasiones estos síntomas son a causa del Blastocystis hominis, ya que es posible que coexista con otras infecciones o alteraciones intestinales, debido a esto es importante que el diagnóstico clínico se realice de manera adecuada.