Es un padecimiento oncológico que afecta las vías biliares, que son los canales por donde transita la bilis, conectados con el intestino delgado y el hígado, por lo que dependiendo de la ubicación de los tumores, el cáncer del conducto biliar o colangiocarcinoma, se clasifica en:
- Intrahepático:
Se gesta en el área de las vías biliares que se encuentra en la zona hepática, por lo que en ocasiones se considera como cáncer hepático.
- Hiliar o perihiliar:
Aparece en la parte de los conductos inmediata exterior del hígado, por lo que se conoce también como perihiliar.
- Extrahepático o distal:
Ubicado en el área de las vías biliares cercanas al intestino delgado.
Al ser un tipo de cáncer difícil de diagnosticar en etapas tempranas, cuando se realiza la diagnosis suele ser cuando su grado de avance es amplio, por lo que la efectividad del tratamiento es baja.
Si bien, el colangiocarcinoma es capaz de afectar a personas de cualquier edad, su incidencia preponderante se ubica en adultos que sobrepasan los 45 años de edad.
El cáncer del conducto biliar comienza a raíz de una mutación
genética celular que provoca que las células anómalas se multipliquen descontroladamente y se acumulen formando una tumoración susceptible de hacer metástasis y diseminarse a otras zonas corporales.
Se han identificado una serie de riesgos potenciales para desarrollar el cáncer del conducto biliar, entre ellos:
- Padecimientos hepáticos crónicos.
- Alteraciones congénitas en las vías biliares.
- Tabaquismo.
- Colangitis esclerosante primaria.
- Diabetes.
- Fibrosis quística.
- Síndrome de Lynch.