Después de analizar tu sintomatología e historial clínico, tu médico te solicitará que elabores una bitácora en la que describas la actividad de tu vejiga y un registro de la cantidad de líquidos que ingieres y si corresponde a la cantidad de orina que desechas.
Asimismo, te solicitará una serie de estudios para corroborar el diagnóstico y descartar otras afecciones que podrían contribuir a las molestias que presentas, entre ellos:
- Análisis y cultivo de orina para detectar agentes infecciosos.
- Prueba de sensibilidad al potasio.
- Cistoscopia para observar el estado de la uretra y la vejiga, y tomar una muestra de tejido de ambas para examinarlas en el microscopio y descartar la presencia de afecciones oncológicas.
- Examen pélvico para valoración de órganos.
Debido a que no existe una cura ni tratamiento específico para la cistitis intersticial, es probable que necesites una combinación de fármacos y terapias que te ayuden a controlar la sintomatología, entre ellos:
- Cistoscopia para distender la vejiga.
- Fisioterapia para controlar el dolor pélvico.
- Antihistamínicos, antiinflamatorios y antidepresivos orales.
- Fármacos instilados directamente en la vejiga.
- Técnicas de estimulación nerviosa.
- Toxina botulínica (botox).
En ocasiones, el médico puede sugerir una cirugía para reparar las paredes vesicales o en casos extremos, la extirpación total de la vejiga.
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