En función a la frecuencia, síntomas y la presencia o ausencia de una enfermedad cardíaca subyacente se determinará el tipo de tratamiento a seguir.
En la mayoría de los casos, sobre todo cuando las contracciones ventriculares prematuras son esporádicas y el paciente está sano, no se requiere tratamiento específico, más allá de tranquilizar al paciente y recomendar algunos cambios en su estilo de vida, como disminuir el consumo de cafeína o alcohol, aprender a manejar el estrés y llevar un adecuado descanso.
Si las extrasístoles son provocadas por medicamentos o estimulantes, la suspensión suele ser suficiente para resolver el problema; aunque esto se deberá de mediar con el médico que esté tratando la otra condición de salud para llegar al manejo más óptimo.
Por otra parte, si el paciente presenta síntomas molestos, con alta frecuencia o que afectan la función cardíaca, se pueden considerar tratamientos farmacológicos como los antiarrítmicos o betabloqueadores.
Para casos más complejos, especialmente cuando existe el riesgo de arritmias más graves, se puede indicar una ablación por catéter para eliminar el foco eléctrico anómalo en el corazón.
Si hay cardiopatía estructural, el tratamiento se debe de enfocar en controlar la enfermedad base.
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