Se refiere a un episodio doloroso de origen odontológico provocado por caries, infecciones, desgaste de las piezas dentales, problemas de encías, surgimiento de las muelas del juicio, estímulos externos, como frío, calor, alimentos ácidos o dulces, y procedimientos quirúrgicos; pudiendo extenderse a otras áreas bucales o faciales.
Clasificación del dolor dental:
- Dentinario:
Suele producirse por caries, desgaste dental o por sustancias químicas abrasivas.
- Pulpar:
Dolor causado por pulpitis, que es la inflamación del tejido pulpar debido a bacterias, problemas fisiológicos, sustancias químicas o por efecto de prótesis dentales.
- Periapical:
Cuando la pulpitis no es tratada, puede degenerar en necrosis pulpar.
- Periodontal:
Afectación de las encías por efecto de bacterias.
- Por pericoronitis:
Aparece cuando los tejidos que rodean la muela se inflaman y se rompen por efecto de la erupción de una muela del juicio.
- Por cirugía dental:
Dolor generado por cirugías dentales o colocación de implantes.
A pesar de que suele no ser de gravedad, un dolor dental que no recibe diagnóstico de la causa y tratamiento adecuado, puede degenerar en algunas complicaciones de gravedad, poco frecuentes, pero pero potencialmente probables, entre ellas:
- Sinusitis.
- Trombosis de los senos cavernosos.
- Angina de Ludwig.
El dolor dental u odontológico suele tratarse caseramente con automedicación de analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos, hasta que resulta demasiado intenso o comienzan a aparecer complicaciones y el paciente se ve obligado a acudir a consulta con un dentista.
Las mejores opciones para prevenir los casos de dolor dental y sus posibles causas es mantener una higiene bucal adecuada y asistir a revisiones odontológicas una o dos veces al año o ante el primer signo de un episodio doloroso.
Cómo llevar a cabo una correcta higiene bucal:
- Cepilla tus dientes después de cada alimento que ingieras o en su defecto, tres veces al día.
- Los movimientos del cepillo deben ser suaves y en círculos, tratando de llegar a todos los rincones de la boca, sin olvidar encías y lengua.
- Utiliza hilo dental por lo menos tres veces al día.
- Realiza enjuagues y gárgaras con algún producto antiséptico para desinfectar la parte de atrás de la lengua y prevenir una posible halitosis.
- Cambia de cepillo cada mes y medio o dos meses.
- Acude con tu dentista cada seis meses para que te haga una limpieza dental profesional.
- Ante el menor signo de molestia, mal aliento, sarro o caries, acude con tu dentista a revisión para que te brinde un diagnóstico y tratamiento oportunos, evitando posibles complicaciones.
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