Se trata de episodios dolorosos nocturnos en las extremidades inferiores de los infantes, por lo regular, en los muslos, rodillas y área posterior de las rodillas, que pueden llegar a afectar ambas piernas al mismo tiempo, interrumpiendo el sueño.
Estos dolores de crecimiento se considera que están asociados a factores psicológicos, a una hipersensibilidad o a poca tolerancia a los procesos dolorosos.
Asimismo, ciertas investigaciones indican que los dolores guardan relación con el síndrome de las piernas inquietas, además de que es probable que también obedezcan a una actividad física excesiva durante el día, como saltar, correr o escalar.
Si bien, falta alguna terapia propia de este padecimiento, se sugiere que cuando se suscite algún evento doloroso, des masaje a las piernas de tu hijo y apliques fomentos calientes en los músculos afectados, con el fin de aliviar las molestias.