A través de una valoración cutánea, el análisis de tu historial clínico y de tus síntomas, tu médico puede diagnosticar la erupción polimorfa lumínica sin necesidad de estudios, pero quizá requiera análisis de sangre, una muestra de tejido con la erupción y fotopruebas, para descartar otros padecimientos caracterizados por reacciones cutáneas provocadas por la exposición solar.
La erupción polimorfa lumínica suele desaparecer por sí sola, por lo que no se requiere tratamiento.
En caso de que los síntomas sean molestos, es posible que tu médico te recete cremas o ungüentos con esteriodes y vitamina D, o medicamentos por vía oral.
Otra tratamiento alternativo es el uso de la fototerapia en el que la piel se expone a pequeñas dosis de la luz ultravioleta para que ésta sea menos sensible y se vaya acostumbrando al sol.
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