¿Qué es Herpes zóster?

Se trata de un proceso infeccioso ocasionado por el virus varicela-zóster, el cual es el responsable de la varicela, permaneciendo de por vida en el organismo de cualquier persona que padeció esta enfermedad, reactivándose, en ocasiones, como herpes zóster, cuya manifestación consiste en erupciones cutáneas que ocasionan dolor e inflamación, agrupándose en una franja que se presenta en un solo lado del cuerpo.

A pesar de no ser una enfermedad mortal, el herpes zóster produce dolor intenso, teniendo una mayor incidencia en individuos con el sistema inmunológico deprimido o en personas de la tercera edad.

Alguien que padece herpes zóster tiene la potencialidad de contagiar el virus varicela-zóster a cualquiera que tenga contacto con las lesiones cutáneas que presenta, aunque la persona contagiada no desarrollará herpes zóster, sino varicela.

• Erupciones cutáneas rojizas que se manifiestan después de:
  • Dolor.
  • Ardor.
  • Adormecimiento.
  • Hormigueo.
  • Hipersensibilidad.
• Las lesiones evolucionan, convirtiéndose en ampollas que revientan formando costras.
• Comezón.
• Temperatura elevada.
• Jaqueca.
• Fotosensibilidad.
• Cansancio.

Si bien, el herpes zóster no es mortal, puede acarrear complicaciones graves como:

• Parálisis facial.
• Daños en la audición.
• Trastornos del equilibrio.
• Procesos infecciosos cutáneos de origen bacteriano.
• Neuralgia posherpética.
• Problemas oculares y ceguera.
• Encefalitis.

Cómo prevenir el herpes zóster:

Existe una vacuna que se recomienda aplicar a partir de los 20 años de edad a quienes tengan el sistema inmunológico debilitado o en personas mayores de 50 años que padecieron varicela.

Si bien, la vacuna no garantiza que no vaya a manifestarse el herpes zóster, si asegura una disminución en la intensidad de la afección.

El diagnóstico suele ser sencillo mediante el análisis de los síntomas, el historial clínico y la revisión física.

La presencia del sarpullido suele ser suficiente para identificar el herpes zóster, aunque si el médico lo considera necesario, puede tomar una muestra de las lesiones para analizarlas en el laboratorio y confirmar el diagnóstico.

Al no existir tratamiento específico para el herpes zóster, se busca controlar la sintomatología y promover la recuperación de la enfermedad, disminuyendo así los riesgos de alguna complicación de gravedad, a través de medicamentos antivirales, corticoides, anticonvulsivos, antidepresivos y anestésicos.

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