Una vez que tu médico analice tu sintomatología e historial clínico, te realizará una revisión física y te solicitará una serie de estudios como pruebas de sangre, radiografías, electrocardiograma, ecocardiograma, cateterismo cardiaco derecho, tomografía computarizada, resonancia magnética, y prueba de funciones pulmonares, entre otros.
Al tratarse de una afección crónica, no es posible curarla, por lo que el tratamiento se enfoca en el control de la sintomatología, ralentizar su evolución y, dentro de lo posible, evitar posibles complicaciones.
Si existe alguna enfermedad subyacente que sea la causa directa de la hipertensión pulmonar, esta será tratada en forma simultánea.
Los fármacos utilizados para tratar este padecimiento son variados, pero los más comunes son los vasodilatadores, diuréticos, estimuladores de la guanilato ciclasa, antagonistas de los receptores de endotelina, anticoagulantes, medicamentos para la disfunción eréctil como el sildenafilo y tadalafilo, que ayudan a dilatar las arterias pulmonares; y bloqueadores de los canales de calcio.
Cuando el tratamiento farmacológico no da resultado, la opción es un cirugía denominada septostomía auricular, que a través de un corte en las aurículas disminuye la presión en el ventrículo derecho.
En casos extremos, en los que los medicamentos y la cirugía no funcionan, será necesario realizar trasplantes de corazón y pulmón.
En el Centro Cardiovascular te ofrecemos una amplia gama de servicios deprevención, diagnóstico, tratamiento oportuno y seguimiento para cuidarte mediante un modelo de atención integral y multidisciplinario. Acércate a nosotros, queremos escuchar tu corazón.