No resulta particularmente complicado para el pediatra emitir el diagnóstico de hipospadias con un simple examen físico. Sin embargo, se requiere la evaluación de un especialista en urología pediátrica para determinar la gravedad de la anomalía a través de diversos estudios, por lo que, es común que tu pediatra canalice el caso a un urólogo.
Una vez establecido el diagnóstico, se configurará el plan de tratamiento, que normalmente incluye un procedimiento quirúrgico para colocar la abertura uretral en el lugar que le corresponde y en caso de requerirse, corregir la curvatura del pene.
Normalmente, se detecta el hipospadias en los primeros días posteriores al nacimiento si es muy notorio, mientras que en casos leves, puede tardar más tiempo, pero lo más frecuente es que las cirugías correctivas se lleven a cabo antes del primer año de vida.
Cuando el defecto no es serio, suele necesitarse un solo procedimiento quirúrgico para solucionar el problema, pero cuando la anomalía es grave, es probable que sean necesarias varias cirugías correctivas, que pueden incluir injertos del tejido del prepucio o de la boca para efectos de reconstrucción.
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