Una vez que el pediatra analice los síntomas e historial clínico de tu hijo, le realizará una revisión física para observar el tipo de lesiones cutáneas que presenta. En algunos casos, puede extraer muestras del contenido de la ampolla con el fin de que sea analizado en el laboratorio.
Al establecerse el diagnóstico, el tratamiento a seguir consistirá en:
- Antibióticos orales o tópicos.
- Pomadas o ungüentos tópicos.
En caso de que el proceso infeccioso se haya trasladado a otras áreas corporales, deberá replantearse el antibiótico a utilizar y su vía de administración.
Es importante que mantengas limpia la piel de tu hijo, lavándola con suavidad con algún jabón hipoalergénico, incluso las áreas dañadas o con costra.
Con el objetivo de evitar que el proceso infeccioso ataque diferentes zonas corporales se extienda a otras partes del cuerpo, es recomendable cubrir las lesiones con alguna gasa o venda delgada, así como mantener las uñas de tu hijo recortadas y limpias.
Asimismo, es importante que tu hijo tome los medicamentos recetados para impedir que se desarrolle una infección cutánea más grave que pueda afectar capas más profundas de la piel y que se torne más difícil de controlar.
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