¿Qué es Infección por C. difficile?

Se trata de un proceso infeccioso en el colon provocado por la bacteria Clostridioides difficile (C. difficile), pudiendo producir episodios diarreicos o dañar el colon, lo que puede ser de extrema gravedad.

La infección por C. difficile suele manifestarse posterior a los tratamientos de antibióticos, siendo más frecuente en personas de la tercera edad hospitalizadas, aunque cualquier individuo puede desarrollar esta afección.

El mecanismo de contagio puede ser a través de agua, alimentos, superficies contaminadas, materia fecal humana o animal. Al ingresar al organismo por la boca, la bacteria C. difficile comienza a proliferar en el intestino delgado para llegar después al colon, liberando toxinas que causan destrucción celular.

Entre los riesgos potenciales para enfermar de una infección por C. difficile, destacan:

• Tratamientos de antibióticos.
• Hospitalización.
• Cirugías gastrointestinales.
• Sistema inmunológico deprimido por quimioterapia o algún padecimiento.
• Enfermedad renal crónica.

• En casos leves, se presentan episodios de diarrea líquida más de tres veces diarias por un periodo mayor a un día y cólicos abdominales ligeros.

Cuando la infección es grave la sintomatología comprende:

• Episodios diarreicos con más de 12 evacuaciones diarias.
• Cólicos abdominales intensos.
• Aceleración de la frecuencia cardiaca.
• Deshidratación.
• Temperatura elevada.
• Náusea.
• Leucocitosis.
• Inapetencia.
• Abdomen inflamado.
• Disminución del peso corporal.
• Materia fecal con presencia de sangre o material purulento.
• Insuficiencia renal.
• Megacolon tóxico.
• Perforación intestinal.
• Septicemia.

Después de analizar tu sintomatología e historial clínico, el médico te realizará una revisión física y te solicitará diversos estudios para corroborar el diagnóstico, entre ellos:

• Análisis de materia fecal.
• Colonoscopia.
• Radiografías.
• Tomografía computarizada.

El tratamiento a seguir dependerá de la gravedad de los síntomas y lo avanzado de la infección, pero, por lo general incluye:

• Antibióticos.
• Terapia con anticuerpos.
• Cirugía.

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