Por lo general, tu médico, a través de una ecografía, puede detectar el pie equino varo en la vigésima semana de gestación. En caso de no revelarse en la ecografía, se diagnostica al momento del alumbramiento al observar la forma y posición del pie del recién nacido.
Si lo considera necesario, tu médico puede solicitar una radiografía con el fin de conocer la gravedad del padecimiento.
Aunque es imposible solucionar el problema antes del nacimiento, conocer la situación, te permite informarte más sobre esta condición y buscar a los especialistas médicos adecuados para atender el padecimiento lo antes posible.
El tratamiento debe comenzar a más tardar a las dos semanas posteriores al nacimiento de tu bebé, para aprovechar el nivel de flexibilidad que tienen sus tejidos óseos y articulares, además de sus tendones.
Dicha terapia consiste en dotar al pie de una vista más normal y lograr que su nivel de movilidad sea mejor antes de que el niño inicie su aprendizaje para caminar, buscando evitar posibles complicaciones cuando crezca.
Entre las opciones de tratamiento se encuentran:
- Método Ponseti:
- Escaloya: colocar un yeso a las dos semanas posteriores del nacimiento del bebé y cada semana, sustituirlo por una nuevo para que el pie vaya girando poco a poco hacia la dirección correcta.
- Férula ortopédica: una vez que el pie alcanzó la posición correcta, se pone una férula con zapatos o botas especiales en cada extremo con el fin de impedir que el pie se vuelva a torcer. Esta férula suele portarse durante tres meses.
- Cirugía: para darle mayor longitud a los tendones y ligamentos a fin de que el pie alcance una postura más natural.
En el Centro de Ortopedia y Traumatología buscamos mejorar la vida de los pacientes restringidos o inmovilizados por trastornos o lesiones musculoesqueléticas. Nos especializamos en el cuidado del aparato locomotor mediante la integración de los últimos avances médicos, biológicos y tecnológicos, en estricto apego a los más elevados estándares internacionales de atención al paciente.