Una vez que el médico analice tu sintomatología e historial clínico, te realizará una revisión física y te practicará un estudio de la vagina y el recto para confirmar el diagnóstico. Si lo considera necesario puede solicitar una defecografía, radiografías y una resonancia magnética.
El tratamiento a seguir se establece en función de los síntomas y gravedad del prolapso.
Si la sintomatología es menor o no presentas síntomas, es posible que solo requieras implementar medidas de cuidado personal simples, como hacer ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos pélvicos, prevenir el estreñimiento, mantenerte en un buen peso y evitar levantar objetos pesados.
Quizás el médico especialista te recomiende el uso de pesarios, que son una especie de prótesis que se introduce en la vagina con el fin de sostener los tejidos abultados. Estos pesarios tienen diferentes formas y tamaños, y en ocasiones son inflables, el riesgo es que pueden ocasionar ulceración vaginal si se colocan incorrectamente y no se tiene una higiene adecuada.
En casos extremos, donde los síntomas resultan dolorosos y hay otros órganos pélvicos compromeditos, lo recomendable es llevar a cabo un procedimiento quirúrgico para extraer el tejido estirado adicional que forma la protuberancia vaginal. Si el útero está prolapsado también, quizás sea necesaria una histerectomía.
En el Centro de la Mujer, la salud integral de la mujer es nuestra prioridad, por lo que te ofrecemos servicios enfocados a las mujeres en todas sus etapas cronológicas con los más elevados estándares de atención para mejorar su calidad de vida, a través de la más amplia gama de servicios de prevención, diagnóstico, tratamiento oportuno y seguimiento.