Una vez que el dermatólogo analice tu sintomatología e historial clínico, te realizará una revisión física en la que observará las lesiones con detenimiento para determinar si se trata de queratosis seborreica.
En caso de sospechar algún otro padecimiento o de malignidad en las protuberancias, es probable que extirpe una de ellas con el fin de analizarla en el laboratorio y descartar alguna afección de gravedad.
Normalmente, la queratosis seborreica no requiere atención especializada, aunque debes tener cuidado de no rascarte o tallarte con fuerza porque puedes provocarte sangrado, dolor y ardor.
Si te resultan molestas o te desagrada su aspecto, es posible que tu dermatólogo las extirpe a través de diversas técnicas como:
- Criocirugía:
Las protuberancias se congelan con nitrógeno líquido.
- Curetaje:
Se raspa la piel con un bisturí para retirar la protuberancia.
- Electrocauterización:
Se elimina la lesión a través de corriente eléctrica.
- Ablación:
Vaporización de la queratosis con láser.
- Peróxido de hidrógeno:
Se aplica directamente en la piel y remueve las protuberancias con eficacia, aunque puede resultar irritante para la piel y los ojos, por lo que es importante utilizarlo con precaución.
Si presentas lesiones de rápido crecimiento, más grandes de 2 cm o un gran número de ellas al mismo tiempo, puede ser un indicio de síndrome paraneoplásico cutáneo, por lo que deberás recibir tratamiento inmediato.
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