Debido a que muchas pacientes no presentan síntomas, el síndrome triple X puede descubrirse al realizar estudios médicos de rutina o al buscar otras enfermedades.
También pueden realizarse pruebas prenatales tomando una muestra de tejido de la placenta para corroborar la presencia del tercer cromosoma.
En caso de que el especialista, después de analizar los síntomas, revisar el historial clínico y hacer una revisión física; sospeche de la presencia del síndrome triple X, es posible que solicite análisis de sangre y pruebas genéticas para corroborar el diagnóstico.
El síndrome triple X no tiene cura, por lo que el tratamiento consiste en aliviar los síntomas dependiendo de la gravedad de los mismos, evitando que la enfermedad avance y cause un deterioro en los órganos comprometidos. Para lo cual, se requerirán estudios clínicos periódicos y la asesoría de un equipo médico multidisciplinario integrado por terapeutas físicos, ocupacionales, del habla y psicólogos, entre otros.
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