Como ya se mencionó, en lo que es una trombosis venosa profunda pueden no aparecer síntomas, pero cuando sí se desarrollan, estos incluyen:
- Inflamación en la extremidad inferior que presenta el trombo.
- Pierna adolorida cuya sensación es de acalambramiento, que se irradia desde la pantorrilla al resto de la pierna.
- Palidez o aspecto rojizo en la pierna.
- Calor en la pierna.
Cuando el coágulo se ha desprendido y se presenta una embolia pulmonar, la sintomatología incluye:
- Problemas respiratorios.
- Aceleración de la frecuencia cardiaca.
- Respiración agitada.
- Episodios de tos con rastros de sangre.
- Pecho adolorido.
- Mareo.
- Desmayo.
Factores de riesgo de la trombosis venosa profunda
El desarrollo de la trombosis venosa profunda es un proceso complejo que puede estar influenciado por diversas circunstancias y condiciones preexistentes del paciente. Por ejemplo, factores que pueden afectar la capacidad del cuerpo para manejar la circulación sanguínea de manera apropiada o que pueden alterar el flujo venoso. Dentro de los factores que se han visto relacionados a esta condición, están:
- Ingesta de anticonceptivos.
- Tratamientos hormonales.
- Sobrepeso y obesidad.
- Tabaquismo.
- Tener más de 55 años de edad.
- Realizar viajes largos donde las piernas estén inmovilizadas.
- Hospitalización prolongada.
- Traumatismos o cirugías en las piernas.
- Estar embarazada.
- Padecer cáncer.
- Quimioterapia.
- Radioterapia.
- Sufrir insuficiencia cardiaca.
- Enfermedad de Crohn.
- Colitis ulcerosa.
- Tener familiares que hayan padecido trombosis venosa profunda.
- Anomalías genéticas.
La trombosis venosa profunda puede provocar complicaciones severas como una embolia pulmonar, aunque también puede ocasionar síndrome posflebítico y hemorragias debido a la acción de los anticoagulantes que se administran para tratarla.