Cada año, a nivel mundial, cerca de medio millón de pacientes acuden al servicio de urgencias debido a cálculos renales. Es un padecimiento que se presenta en el 15% de la población, señala el Dr. Carlos Manuel Vásquez Lastra, especialista en urología del Centro Médico ABC.
Los cálculos renales, también conocidos como nefrolitiasis o piedras en los riñones, se generan ante el depósito de sales o minerales que se encuentran presentes en la orina, que se llegan a juntar o pegar, formando de manera inicial cristales y, que eventualmente, evolucionan a los cálculos.
Existen tres factores frecuentes que propician el desarrollo de los cálculos renales:
- Herencia: tener un familiar que ya ha presentado cálculos renales, incrementa el riesgo de desarrollarlos.
- Metabólico: algunas sustancias que se encuentran en la orina o en la sangre favorecen el desarrollo de los cálculos.
- Dieta: beber poca o nula agua tiene un gran impacto en esto.
Es normal que en ocasiones una persona con cálculos renales no presente síntomas, con mayor frecuencia esto es cuando se generan dentro del riñón. Por otra parte, el dolor con mayor fuerza se origina cuando la piedra sale del riñón y se aloja en el uretero, el tubito que lleva la orina desde el riñón hasta la vejiga.
Una vez que sucede esto, el riñón deja de sacar orina debido a la obstrucción que genera el cálculo, lo que aumenta la presión y resulta en un dolor muy intenso en la parte de atrás del abdomen, generando náuseas o vómito. El dolor se puede extender hasta la parte delantera del abdomen, comenta el Dr. Vásquez.
Dependiendo del tamaño y su ubicación, otros síntomas que pueden llegar a aparecer son: sangre en la orina o infecciones urinarias recurrentes.
En caso de presentar cualquiera de los síntomas mencionados, es importante acudir con un médico urólogo para que realice una evaluación pertinente, descarte otras posibles enfermedades y se reciba un tratamiento apropiado.
Cuando una persona se presenta con el especialista con sospecha de cálculos renales, el médico recomendará el mejor estudio para cada caso. Uno de los más utilizados es la tomografía, que permite detectar las piedras, conocer su tamaño, localización e incluso, dureza.
Posterior al diagnóstico de este padecimiento, así como las características particulares, se podrá determinar el tipo de tratamiento, que puede ir desde aumentar el consumo de agua, a pasar por analgésicos, medicamentos destinados a expulsar el cálculo, uso de ondas sonoras para romper los cálculos, endoscopia o cirugía.
Por su parte, una vez que se ha recibido el tratamiento exitoso contra los cálculos renales, es importante buscar la prevención, debido a que un paciente que ya ha formado un cálculo, tiene un 50% de posibilidades de formar un cálculo nuevo en los próximos 10 años, indica el Dr. Vásquez.
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Fuentes:
Dr. Carlos Vásquez Lastra – Especialista en urología del Centro Médico ABC
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