Todo padre de familia, lamentablemente, verá que en más de una ocasión su bebé enferme. El vómito y la diarrea son situaciones recurrentes que se podrán presentar y, a pesar de su frecuencia, es importante saber cómo reaccionar ante estas situaciones.
Al vomitar, el bebé expulsa con fuerza el contenido de su estómago; más allá de una enfermedad por virus o bacterias, es normal que un niño pequeño lo haga de vez en cuando, siendo vómitos de breve duración y que se quitan por sí solos.
Mientras que la diarrea es debido a deposiciones sueltas o líquidas con más frecuencia de lo habitual. Esta situación es un síntoma común para otras enfermedades de los niños.
Es importante que toda madre y padre conozcan cómo reaccionar ante esta situación, para ayudar al bebé a que se mejore.
Para lograr esto es importante alimentar e hidratar al bebé con caldo de pollo sin piel, zanahorias, calabazas, chayotes, plátano, manzanas, pera, guayaba, agua de coco, arroz, sopa de pasta, galletas saladas, pan blanco o tostado, carne asada y atole de harina de arroz. Estos son algunos ejemplos de los alimentos que sí se pueden consumir, aunque hay que recordar la edad del bebé para tomar la decisión de con qué alimentarlo además de tener las recomendaciones de su pediatra.
Por otra parte, también existen otros alimentos que no se deben comer, los cuales incluyen: jugos de tienda, bebidas deportivas, leche de vaca, alimentos dulces como papillas o panes, alimentos condimentados o grasosos y bebidas carbonatadas.
Aunque la situación puede ser frecuente, es importante que los padres presten atención a características particulares, para que, en caso necesario, acudan con el médico pediatra o a un hospital:
- Que el niño presente tres vómitos/diarrea en menos de una hora.
- Que el niño llegue a una temperatura superior a los 38 °C y que sea persistente.
- Falta de orina entre seis u ocho horas.
- Vómito de tonalidad verdosa o café, así como teñido de sangre.
- Si se detecta que la boca está seca.
- Abdomen hinchado.
- Si el bebé llora sin soltar lágrimas.
- Enrojecimiento, coloración amarilla o blancuzca de la piel.
- Que sus manos o pies estén fríos.
- Sangre o moco en la popó.
- Dolor abdominal.
- Adormecimiento extremo.
- No come.
- También si no hay estas señales, pero sientes que está empeorando.
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Fuente:
Manual MSD
American Academy of Pediatrics
Nemours Children’s Health
