Una vez que tu médico analice tu sintomatología e historial clínico, te realizará una revisión física y te solicitará una serie de estudios para poder establecer un diagnóstico certero, tales como análisis sanguíneo, endoscopia, biopsia de tejido, tomografía computarizada, tomografía por emisión de positrones (PET), y en caso de no obtener respuestas definitivas, una cirugía exploratoria.
Al conocer la ubicación del tumor, su tipo y su grado de avance, el médico configurará un plan de tratamiento que incluirá, según el caso, la extirpación quirúrgica del tumor en cuadros tempranos, o en casos graves, llevará a cabo una gastrectomía parcial o total, que es la remoción de un pedazo o del estómago completo.
Como complemento de la cirugía, es probable que te prescriban sesiones de quimioterapia y radioterapia previas a la cirugía para tratar de hacer más pequeño el tumor y facilitar el procedimiento. También pueden indicar sesiones posteriores a la cirugía para eliminar las células cancerosas remanentes.
Adicionalmente, podrán recetarte fármacos de alto grado de especificidad para promover la destrucción de las células malignas o administrarte inmunoterapia, que es una opción terapéutica que busca que tu propio sistema inmunológico ayude a tu organismo a luchar contra el cáncer.
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