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¿Qué es la insuficiencia aórtica?

2 de diciembre 2025

La insuficiencia aórtica, también llamada insuficiencia valvular aórtica, es un padecimiento cardiaco en el que la válvula aórtica no logra cerrarse completamente. Cuando esto ocurre, parte de la sangre que debería avanzar hacia el cuerpo regresa en sentido retrógrado hacia el ventrículo izquierdo. Ese reflujo obliga al corazón a sobretrabajar, aumentando su tamaño y desgastándose progresivamente.

Este problema puede aparecer de forma súbita, por ejemplo, tras una infección o un trauma, pero también puede desarrollarse de manera silenciosa durante muchos años sin síntomas evidentes. Aun así, es una condición seria que puede afectar la respiración, la presión arterial, la capacidad para realizar actividad física y la calidad de vida si no se detecta y trata a tiempo.

¿Qué provoca la insuficiencia aórtica?

La insuficiencia aórtica surge cuando la válvula aórtica presenta un defecto estructural o funcional que impide su cierre adecuado. Este problema puede tener varias causas, y algunas se desarrollan lentamente mientras que otras se presentan de forma abrupta. Las principales son:

  • Envejecimiento cardiovascular: con el paso del tiempo, las válvulas cardíacas pueden endurecerse, calcificarse o perder elasticidad. Esto debilita su mecanismo de cierre, permitiendo el retorno de sangre hacia el corazón.
  • Anomalías cardiacas congénitas: algunas personas nacen con una válvula aórtica bicúspide (con dos valvas en lugar de tres). Este defecto congénito acelera el desgaste valvular y es una causa frecuente de insuficiencia aórtica en adultos jóvenes.
  • Infecciones del corazón: la endocarditis infecciosa puede dañar directamente las valvas, perforarlas o alterar su movilidad, ocasionando una insuficiencia aórtica súbita y de alto riesgo.
  • Antecedentes de infecciones sistémicas: algunas enfermedades infecciosas previas pueden generar lesiones tardías en la válvula aórtica que se manifiestan años después.
  • Enfermedades del tejido conectivo: el síndrome de Marfan, el síndrome de Ehlers-Danlos y otras patologías asociadas debilitan la pared de la aorta y la válvula aórtica, favoreciendo la regurgitación.
  • Estenosis aórtica avanzada: aunque la estenosis implica un estrechamiento y la insuficiencia una regurgitación, ambos problemas pueden coexistir cuando la válvula está gravemente dañada.
  • Hipertensión arterial: la presión elevada aumenta el estrés sobre la válvula aórtica y acelera el deterioro valvular, favoreciendo la insuficiencia.

¿Cuáles son los síntomas de la insuficiencia aórtica?

Los síntomas pueden variar según el grado de regurgitación y el tiempo de evolución. Algunas personas permanecen asintomáticas durante años, mientras que otras desarrollan molestias de manera progresiva o incluso repentina. Los síntomas más comunes incluyen:

  • Síntomas generales.
      • Cansancio extremo.
      • Falta de energía y disminución de la tolerancia al ejercicio.
      • Falta de aliento, especialmente al estar recostado o al realizar actividad física.
      • Aturdimiento o mareos.
  • Manifestaciones cardiacas.
      • Soplo cardíaco, característico de la regurgitación.
      • Arritmias.
      • Palpitaciones frecuentes o aceleradas.
      • Dolor de pecho, sobre todo durante el esfuerzo.
      • Hipotensión arterial (baja presión).
  • Síntomas avanzados.
    • Pérdida del conocimiento (síncope).
    • Hinchazón de pies y tobillos, indicio de insuficiencia cardiaca avanzada.

Estos síntomas forman parte del grupo conocido como insuficiencia aórtica signos, y ayudan a los especialistas a identificar y clasificar la severidad del padecimiento.

¿Cuáles son los síntomas de la triada de insuficiencia aórtica?

En la exploración física, existen síntomas y signos muy característicos que se asocian a la insuficiencia aórtica severa. La llamada “tríada clásica” integra tres hallazgos clínicos muy representativos:

  • Pulso amplio y de caída rápida: conocido como signo de Corrigan, donde se percibe un pulso voluminoso que desciende bruscamente.
  • Movimientos de cabeza rítmicos con el latido cardiaco: llamado signo de Musset, resultado del aumento del flujo sanguíneo hacia la cabeza.
  • Capilar pulsátil en las uñas: conocido como signo de Quincke, visible como un parpadeo rítmico en el lecho ungueal al presionar ligeramente la uña.

Aunque estos signos no siempre son perceptibles para el paciente, ayudan al médico a identificar un signo de insuficiencia aórtica asociado a regurgitación importante.

¿Cómo se puede curar la insuficiencia aórtica?

El tratamiento depende de la gravedad y de la causa del daño valvular. No siempre es posible “curar” la insuficiencia aórtica, pero sí se puede controlar, retrasar su avance y, en muchos casos, corregir completamente mediante cirugía.

Tratamientos recetados

No reparan la válvula dañada, pero sí ayudan a disminuir la carga de trabajo del corazón y controlar los síntomas. Los más utilizados incluyen:

  • Vasodilatadores.
  • Tratamiento para hipertensión arterial.
  • Diuréticos en casos de retención de líquidos.
  • Control de arritmias cuando sea necesario.

Estos medicamentos pueden mejorar la calidad de vida y retrasar la progresión hasta requerir intervención quirúrgica.

Vigilancia periódica

El cardiólogo realizará revisiones periódicas para evaluar el avance del padecimiento mediante:

  • Ecocardiograma.
  • Electrocardiograma.
  • Resonancia magnética cardiaca.
  • Pruebas de esfuerzo.
  • Radiografías.

Cateterismo cardiaco en casos seleccionados

Este seguimiento permite determinar el momento óptimo para intervenir antes de que el corazón sufra daño irreversible.

Cirugía

La opción definitiva para “curar” la insuficiencia aórtica severa es la cirugía de reemplazo o reparación de la válvula aórtica.

Cuando se sustituye por una válvula mecánica o biológica, la regurgitación desaparece y la función cardiaca puede mejorar notablemente.

¿Cuáles son los 5 signos periféricos de insuficiencia aórtica?

Los signos periféricos son manifestaciones visibles o palpables en el cuerpo que indican una regurgitación aórtica importante. Los más reconocidos son:

  • Signo de Corrigan: pulso colapsante, se siente fuerte al inicio y cae rápidamente.
  • Signo de Quincke: pulsación capilar en las uñas visible al presionar ligeramente.
  • Signo de Musset: movimiento rítmico de la cabeza con el latido cardiaco.
  • Signo de Duroziez: soplo doble en los vasos femorales al comprimir con el estetoscopio.
  • Signo de Müller: movimiento pulsátil de la úvula sincronizado con la sístole cardiaca.

Estos signos ayudan al cardiólogo a determinar la severidad y la repercusión hemodinámica del problema.

¿Cómo se corrige la insuficiencia aórtica?

La corrección depende del origen del daño valvular. Las estrategias más utilizadas incluyen:
  • Reparación valvular: en casos seleccionados, especialmente en pacientes jóvenes o con válvulas anatómicamente favorables, se intenta reparar la válvula aórtica sin reemplazarla. Esto conserva la función natural y evita el uso de anticoagulantes.
  • Reemplazo valvular: es el tratamiento más común cuando la insuficiencia es moderada a severa o cuando existe daño estructural importante. Puede hacerse mediante:
    • Válvulas mecánicas: muy duraderas, requieren anticoagulación permanente.
    • Válvulas biológicas: no requieren anticoagulación a largo plazo, pero tienen vida útil limitada.
  • Procedimientos mínimamente invasivos: en ciertos pacientes es posible colocar una prótesis aórtica transcatéter (TAVI), aunque su uso es más frecuente en estenosis; sigue expandiéndose su indicación en insuficiencia aórtica seleccionada.
  • Tratamiento del origen: si la causa es hipertensión, endocarditis o un trastorno genético, se deben tratar estas condiciones para evitar daño adicional.
Radiografía, por insuficiencia aórtica, para sustitución valvular por válvula melódica.

¿Cuándo se opera una insuficiencia aórtica?

La cirugía se recomienda cuando:

  • La insuficiencia aórtica es severa, especialmente si el ecocardiograma muestra un gran volumen de regurgitación.
  • Existen síntomas limitantes, como falta de aire, fatiga importante, dolor torácico o síncope.
  • El ventrículo izquierdo comienza a dilatarse o perder fuerza, incluso si el paciente no tiene síntomas, la cirugía temprana puede evitar daño irreversible.
  • Se acompaña de otras enfermedades cardiacas, como dilatación significativa de la aorta ascendente, estenosis o arritmias graves.
  • La insuficiencia es aguda, por ejemplo, en casos de endocarditis, disección aórtica o trauma torácico. En estas situaciones, la cirugía es de urgencia.

La insuficiencia aórtica es una enfermedad cardiaca que puede evolucionar lentamente o aparecer de forma súbita, pero siempre requiere evaluación precisa y seguimiento estrecho por un cardiólogo.

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