También conocida como paludismo, la malaria es un padecimiento infeccioso de origen parasitario, transmitido por el mosquito anopheles a través de su picadura, generando una sintomatología parecida a las de la gripe y la anemia.
Al ser infectado, los parásitos invaden el hígado a través de la sangre, atacan los glóbulos rojos multiplicándose en ellos y destruyéndolos, volviendo más seria la infección. La sintomatología normalmente se manifiesta entre una semana y un mes después de contraer la infección, aunque existen casos en los que los parásitos se alojan en el hígado durante un año y hasta que atacan los globulos rojos aparecen los signos de infección.
Otras formas de transmisión de la malaria incluyen las transfusiones de sangre y la congénita (de la madre al bebé).
Este padecimiento sigue teniendo gran incidencia en paises de clima tropical y subtropical, constituyendo un peligro no solo para sus habitantes, sino también para quienes viajan a esos lugares.
Cada año se presentan cerca de medio millón de casos en el mundo, cobrando la vida de más de un millón de personas, debido a que los mosquitos se han vuelto resistentes a lo insecticidas y los parásitos a los antiparasitarios, por lo que resulta complejo controlar su propagación y disminuir el número de víctimas.
Para prevenir la infección si viajas a lugares de alta incidencia de malaria, debes usar ropa que proteja tu piel, repelente de mosquitos, insecticidas y mosquiteros. Asimismo, existen fármacos preventivos que puedes ingerir para evitar ser infectado.