Una vez que analice tu sintomatología e historial clínico, tu oftalmólogo te realizará un examen ocular que incluirá una prueba de refracción, una observación con lámpara de hendidura, queratometría, tomografía y topografía corneales.
El enfoque terapéutico se centra en la corrección de la deficiencia visual y en ralentizar el avance del padecimiento. El plan de tratamiento se establece de acuerdo con la magnitud del queratocono y la velocidad en la que se desarrolla.
Si te encuentras en las etapas iniciales o intermedias del queratocono, la prescripción de anteojos o lentes de contacto es la alternativa, pudiendo ser:
Anteojos o lentes de contacto blandos.
Lentes de contacto duros, híbridos o en capas.
Lentes esclerales. De no ser suficiente para corregir la visión, se requerirá un trasplante corneal.
Recuerda que al utilizar lentes de contacto duros o esclerales, deberás someterte a revisiones oftalmológicas periódicas para verificar que el ajuste de los mismos sea el correcto, ya que de no ser así, los lentes pueden ocasionar mayores daños a la córnea.
En el caso de un progreso veloz, se recomienda la reticulación del colágeno corneal, procedimiento que puede detener el avance, aunque no corrije los daños ocasionados, por lo que debe combinarse con otros tratamientos como el uso de lentes.
Cuando el tejido corneal presenta tejido cicatricial abundante, imposibilitando el uso de lentes y la consecuente mejora visual, el trasplante de córnea es la única opción.
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