En la mayoría de los casos, esta situación se presenta en niños, quienes no suelen presentar dolor o molestia evidente.
El signo principal es que el testículo puede no estar presente en el escroto en ciertos momentos, aunque con maniobras suaves puede descender de nuevo sin dificultad, lo que lo diferencia de otras condiciones como el testículo no descendido.
Entre los síntomas generalmente no hay ni dolor ni inflamación, pero en algunos casos los padres o cuidadores pueden notar asimetría escrotal o la desaparición intermitente del testículo.
Es raro que el testículo permanece fuera del escroto durante periodos prolongados, pero en caso de que pase puede resultar en incomodidad o dolor leve, especialmente al momento de realizar alguna actividad física.
Aunque es una condición que suele ser benigna, siempre es importante buscar evaluación médica para descartar otras posibles anomalías del desarrollo testicular.