El trabajo de oficina, sea en una empresa o en casa, nos obliga a permanecer sentados buena parte del día, lo que, aunado a que la mayoría de las personas no suelen hacer ejercicio de manera cotidiana, nos convierte en sedentarios.
Incluso, después de las horas de trabajo seguimos sentados en el automóvil y llegando a casa nos sentamos en el sofá, por lo que más de la mitad del día estamos inmóviles en un asiento, lo que, sin duda, afecta nuestra salud.
De hecho, se considera que esta inactividad disminuye nuestra expectativa vital en tres o cuatro años y nos aporta un 30% más de riesgo de muerte en comparación con una persona que realiza actividad física moderada y que no pasa tanto tiempo sentada.
Qué ocurre cuando permanecemos sentados por muchas horas:
- Nuestro metabolismo se hace lento.
- La glucosa se eleva.
- El colesterol sube su nivel.
- Los músculos se atrofian por la inmovilidad.
Según estudios recientes, permanecer sentado muchas horas al día puede dañar seriamente la salud, tanto así que algunos lo equiparan con el tabaquismo, ya que los padecimientos que nos puede generar esta inmovilidad pueden ser:
- Afecciones cardiacas.
- Enfermedades vasculares.
- Hipertensión arterial.
- Colesterol elevado.
- Diabetes.
- Cáncer.
- Problemas musculares.
- Alteraciones articulares.
- Problemas de columna.
- Sobrepeso y obesidad.
- Depresión.
- Ansiedad.
Si bien en la oficina no tenemos muchas posibilidades de realizar actividad física en forma, podemos establecer un programa de ejercicios cotidianos que nos permita minimizar el riesgo de desarrollar diversas enfermedades a causa de la inmovilidad.
Recomendaciones para ejercitarte durante las horas de trabajo:
- Levántate cada 40 minutos de tu asiento y estira tus brazos y piernas.
- Si te es posible, camina un poco en la oficina.
- Mientras permaneces sentado puedes realizar:
- Levantamiento de las piernas con estiramientos, ya sea alternado o simultáneo.
- Ejercicios isométricos con los talones presionando con fuerza las patas del asiento.
- Coloca un libro entre las piernas al nivel de los muslos y presiona con fuerza con ambas piernas hacia la parte interna.
- Con tus manos ejerciendo fuerza sobre la parte externa de las rodillas juntas, abre tus piernas venciendo la resistencia de tus manos.
- Eleva tus talones de manera alternada o simultánea y mueve las articulaciones de los pies al mismo tiempo.
- Extiende tus piernas y mueve la articulación de tus pies hacia ti.
- Eleva tus brazos y estiralos por arriba de tu cabeza.
- Abre y cierra tus manos moviendo las articulaciones de tus dedos.
- Aprieta una pequeña pelota de esponja de manera recurrente.
Fuentes:
cun.es
topdoctors.es
businessinsider.es
mayoclinic.org
medlineplus.gov
msdmanuals.com
medigraphic.com