La cistoscopia es un procedimiento médico que permite examinar el interior de la vejiga y la uretra a través de un instrumento conocido como cistoscopio, similar a un endoscopio, y que cuenta con una cámara en su extremo para visualizar en tiempo real el tracto urinario inferior.
Qué es una cistoscopia
En general, la cistoscopia es una técnica segura y ampliamente utilizada en urología para diagnosticar y tratar diversos trastornos del tracto urinario.
Durante la cistoscopia, que puede ser con anestesia local o anestesia general en función a cada caso, el cistoscopio se introduce a través de la uretra hasta alcanzar la vejiga.
Una vez dentro, se infla la vejiga para facilitar la visualización de las estructuras internas, esto permite observar directamente anormalidades como tumores, inflamación o estenosis que son estrechamientos.
El procedimiento suele durar entre 15 a 30 minutos, dependiendo de las intervenciones adicionales que se puedan requerir como realizar biopsias, extraer cálculos o tratar algunas afecciones.
Cistoscopia mujer
En las mujeres la cistoscopia se utiliza para diagnosticar y tratar diversas afecciones del tracto urinario inferior, dentro de los cuales pueden ser:
- Infecciones recurrentes del tracto urinario: cuando una mujer experimenta infecciones frecuentes y resistentes al tratamiento, puede ayudar a identificar anomalías como divertículos uretrales, cálculos o tumores.
- Dolor pélvico crónico o cistitis intersticial: permite descartar otras causas de dolor y evaluar la salud de la mucosa vesical, también se pueden visualizar en la cistitis intersticial las úlceras o áreas inflamadas en la vejiga.
- Hematuria: la presencia de sangre visible o microscópica al orinar es una indicación común para realizar una cistoscopia, puede deberse a situaciones como traumatismos o hasta cáncer de vejiga.
- Dificultad para orinar: el dolor al orinar o la nicturia, micción frecuente durante la noche, puede deberse a obstrucciones, estenosis o problemas funcionales en la vejiga o uretra.
- Evaluación tras cirugía ginecológica: después de procedimientos como la histerectomía, la cistoscopia puede ser necesaria para verificar que no existan lesiones en la vejiga o uretra.
- Control del cáncer de vejiga: en mujeres con antecedentes de cáncer de vejiga, este procedimiento es clave para el seguimiento y la detección temprana de recurrencia.
Cistoscopia hombre
En los hombres, la cistoscopia permite también diagnosticar y tratar múltiples trastornos del tracto urinario inferior, como lo son:
- Hiperplasia prostática benigna: permite evaluar el grado de obstrucción causado por el agrandamiento prostático.
- Infecciones recurrentes del tracto urinario: este tipo de infecciones recurrentes pueden indicar anormalidades estructurales que se identifican mediante la cistoscopia.
- Cálculos en la vejiga: la cistoscopia es útil para localizar, y en algunos casos remover, cálculos urinarios que causan síntomas como dolor, infecciones o hematuria.
- Cáncer de vejiga: permite diagnosticar lesiones sospechosas y tomar muestras para biopsia, así como dar seguimiento a pacientes que ya han recibido tratamiento para esta condición.
- Estrechez uretral: las estenosis de la uretra, que pueden ser consecuencia de traumatismos, infecciones o cirugías previas, se visualizan de manera clara durante la cistoscopia, facilitando su tratamiento.
- Sangrado en la orina: al igual que en las mujeres, es esencial para investigar la causa de la hematuria.
- Disfunción del vaciado vesical: en casos de retención urinaria crónica o incontinencia, la cistoscopia permite evaluar la función de los esfínteres y la vejiga, así como descartar causas obstructivas.
La cistoscopia es una herramienta diagnóstica y terapéutica valiosa en la urología, que contribuye de manera significativa al manejo de enfermedades urinarias, mejorando la calidad de vida de los pacientes.
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Fuentes:
Cancer.org, NIH, Cigna