Se conoce como hepatitis a la inflamación del hígado, que se puede originar debido a un virus, por el consumo excesivo de alcohol, problemas inmunológicos o metabólicos, así como por el efecto secundario de algunos medicamentos.
Para su control, las hepatitis virales se han clasificado en seis diferentes tipos:
- Hepatitis A: esta clase nos da prácticamente en la infancia, se produce por el consumo de alimento o agua contaminada.
- Hepatitis B: tipo de hepatitis viral que se logra prevenir con la vacunación adecuada. Su transmisión es por sangre o mediante productos derivados de la misma, así como también conductas de riesgo sexual o abuso de sustancias que conlleva el uso de agujas.
- Hepatitis C: en esta clase el virus se propaga mediante sangre contaminada de un portador, puede ser al compartir agujas, cuidar a portadores de una manera indebida, uso de productos punzantes no esterilizados o relaciones sexuales sin protección.
- Hepatitis D: se presenta solo en personas que sean portadoras del virus B.
- Hepatitis E: enfermedad de transmisión fecal-oral endémica; México se incluye dentro de los países que la presentan.
- Hepatitis F: patologías muy infrecuentes, donde se engloban virus diferentes a los ya mencionados.
“Hay 58 millones de personas con infección crónica por el virus de la hepatitis C, y cada año se producen alrededor de 1,5 millones de nuevas infecciones. Hay 3,2 millones de adolescentes y niños con infección crónica por el virus de la hepatitis C.”
La hepatitis C se transmite a través de la sangre, debido a lo cual es factible que haya riesgo de contagio al compartir agujas para drogas u otros usos, esterilización inadecuada de material médico, transfusiones de sangre contaminada; también se han identificado casos donde una madre portadora puede infectar a su bebé, aunque es poco frecuente este caso, indica el Dr. Aldo Torre Delgadillo, médico gastroenterólogo y hepatólogo del Centro Médico ABC.
Actualmente no existe una vacuna para prevenir el contagio de hepatitis C, al contrario de la hepatitis B, pero afortunadamente los tratamientos para curar y erradicar el virus C existen y son altamente efectivos.
Por este motivo se recomienda evitar las conductas de riesgo previamente mencionadas. Al día de hoy, es casi imposible que una transfusión de sangre se realice con sangre contaminada, gracias a las pruebas actuales y el estricto control que tienen los bancos de sangre. Por este motivo, la mejor prevención es la toma de decisiones adecuadas.
El Dr. Torre comenta que en el caso de la hepatitis C, generalmente, el contagio comienza de manera asintomática y pueden pasar décadas antes de aparecer. Alrededor del 80% de las personas que se contagian con el virus C no sufren brotes agudos y no se llegan a enterar de esta situación.
Por otra parte, el 20% restante presentan un brote agudo donde pueden llegar a tener síntomas como fatiga, fiebre, dolor articular, náuseas o vómito. Otros síntomas notables son la presencia de una orina color oscuro, materia fecal con un color muy blanquizco y una coloración amarilla en los ojos.
Una infección de hepatitis C aguda suele presentarse a partir del primer mes y puede llegar a desaparecer de manera natural gracias al sistema inmunológico; pero es factible que una infección aguda se transforme en crónica en caso de no recibir atención.
La hepatitis C crónica puede durar toda la vida y causar graves problemas en la salud de la persona, generando daños al hígado, la presencia de cirrosis, cáncer o puede llegar a ser letal.
Debido a la ausencia de síntomas en la gran mayoría de la población portadora, lo recomendado es acudir al médico de manera frecuente si se practica una o más de las conductas de riesgo señaladas. De esta manera el médico podrá realizar un diagnóstico de sospecha y, en caso de que lo crea necesario, solicitar la realización de una prueba serológica de sangre para revelar si hay anticuerpos anti-VHC (virus de la hepatitis C).
Tras esta prueba y recibir un diagnóstico afirmativo del virus, se deberá seguir un tratamiento con antivirales enfocados en la eliminación del virus. Este tratamiento ha demostrado tener un 98% de efectividad en los pacientes y se administra vía oral.
Para el Dr. Torre es importante señalar que la hepatitis C puede erradicarse con la prevención adecuada de todos y, en el caso de las personas que realizan alguno de los factores de riesgo, es importante realizarse prueba de detección de manera frecuente. Asistiendo con un gastroenterólogo o un hepatólogo en caso de contraer el virus.
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Fuentes:
Dr. Aldo Torre Delgadillo – Médico gastroenterólogo y hepatólogo del Centro Médico ABC
OMS
