Un quiste son formaciones cerradas que contienen líquido, aire u otro material semisólido y pueden desarrollarse en diversas partes del cuerpo, como la piel, los órganos internos, huesos o, incluso, en estructuras profundas del organismo.
Generalmente, los quistes son benignos, pero su aparición puede causar preocupación, incomodidad e incluso, dolor, en función a su tamaño y localización.
Por qué salen los quistes
Existen diversas causas de por qué salen los quistes, que van desde procesos fisiológicos hasta condiciones patológicas, dentro de las más comunes están:
- Obstrucción de glándulas: muchas glándulas del cuerpo producen secreciones que pueden quedar atrapadas por una obstrucción, esto provoca la acumulación de líquidos y con ello, se puede generar un quiste.
- Infecciones: algunas infecciones bacterianas, virales o parasitarias pueden desencadenar la formación de un quiste inflamatorio; aquí el quiste es una respuesta del cuerpo para encapsular y aislar al agente infeccioso.
- Desarrollo embrionario anormal: algunos quistes se forman durante el desarrollo fetal debido a alteraciones en la diferenciación celular, por ejemplo, los quistes del conducto de Gartner o los quistes branquiales.
- Traumatismos: algunas lesiones que generan acumulación de líquidos o inflamación de los tejidos, pueden resultar en el desarrollo de quistes, sobre todo en áreas como las articulaciones o los tejidos blandos.
- Condiciones genéticas: enfermedades hereditarias como la enfermedad poliquística renal, predisponen a la persona a la formación de quistes en los órganos afectados.
- Desbalance hormonal: en el caso de los quistes ováricos, los cambios hormonales pueden interferir en el proceso normal de ovulación y resultar en quistes funcionales.
Síntomas de quistes
Los síntomas de quistes pueden variar de manera amplia, dependiendo de su tamaño, localización y naturaleza. Algunos quistes pueden llegar a ser asintomáticos y se detectan incidentalmente durante estudios de imagen para otras situaciones.
En caso de presentar síntomas, los más frecuentes son:
- Dolor: quistes de gran tamaño o ubicado cerca de estructuras sensibles como los nervios o articulaciones, pueden causar dolor constante e intermitente.
- Inflamación o abultamiento: en la piel o tejidos superficiales, los quistes suelen manifestarse como protuberancias visibles o palpables.
- Cambios funcionales: los quistes en órganos internos como los riñones, hígado u ovarios, pueden interferir con su función normal, causando síntomas como dificultad para orinar, molestias abdominales o alteraciones menstruales.
- Infección: en caso de que un quiste se infecta, puede generar enrojecimiento, aumento de temperatura local, sensibilidad al tacto o fiebre.
- Compresión de estructuras vecinas: en casos como quistes cerebrales o espinales, la compresión puede provocar síntomas neurológicos como cefalea, pérdida de fuerza o alteraciones sensoriales.
Tipos de quistes
Existen diversos tipos de quistes que se clasifican en función a su causa, contenido y localización, algunos de los más comunes son:
- Quistes cutáneos: se dividen en sebáceos, que se forman por la acumulación de grasa y queratina en los folículos pilosos; y en quistes epidermoides que contienen queratina y se ubican en la región de la cara, cuello y espalda.
- Quistes ováricos: aquí la subdivisión es en quistes funcionales que se asocian con el ciclo menstrual, y en quistes dermoides que contienen tejidos como cabello, dientes o grasa.
- Quistes mamarios: son comunes en las mujeres y se asocian a cambios hormonales o procesos benignos como la mastopatía fibroquística.
- Quistes renales: los quistes simples son bolsas llenas de líquido que aparecen en adultos mayores por lo general, y la poliquistosis renal es una enfermedad genética que resulta en numerosos quistes que afectan la función renal.
- Quistes ganglionares: se forman cerca de articulaciones o tendones, generalmente en las muñecas o manos.
- Quistes cerebrales: los quistes aracnoideos se ubican en las membranas que recubren el cerebro y pueden causar síntomas como cefaleas o convulsiones; mientras que los quistes pineales suelen ser asintomáticos, aunque es posible que provoquen alteraciones visuales y dolores de cabeza.
- Quistes tiroideos: son formaciones en la glándula tiroidea que pueden asociarse a nódulos de la tiroides.
- Quistes dentales: aparecen en las encías o en el hueso maxilar como resultado de infecciones o caries no tratadas.
- Quistes hepáticos: pueden ser simples o también relaciones con infecciones parasitarias como la equinococosis.
- Quistes de Baker: localizados en la parte posterior de la rodilla, se asocian a problemas articulares como la artritis o lesiones del menisco.
Dependiendo de los factores específicos de cada quiste, es el tipo de tratamiento que se debe seguir. Algunos únicamente requieren observación para garantizar que no crezcan o se compliquen. Otros pueden requerir drenaje, tratamiento quirúrgico, uso de medicamento o terapias hormonales.
Aunque lo que es un quiste es una entidad clínica común y, generalmente benigna, pueden llegar a ocasionar desde molestias hasta complicaciones mayores. Es necesaria una evaluación adecuada y el seguimiento médico para determinar el tratamiento a seguir.
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Fuentes:
MedlinePlus, UHealth, MSD Manuals
