Existen diferentes enfermedades de los huesos que se presentan con sus características particulares y complicaciones a la salud específicas.
Qué es el hueso
La importancia de los huesos en el organismo es trascendental, ya que estos, junto con los músculos, se encargan del movimiento del cuerpo, además de constituir una protección sólida para órganos vitales como el corazón, el cerebro y los pulmones. Además, dentro de los huesos existe la médula ósea, fundamental para la producción de los diversos tipos de células sanguíneas.
Las células de los huesos se regeneran de manera continua, lo que implica que cada década, los 206 huesos de nuestro cuerpo se renuevan totalmente.
Existen múltiples enfermedades que afectan al sistema óseo, en su morfología y fisiología, las cuales pueden ocasionar dolor e inflamación crónicos, debilidad, inmovilidad y fracturas, entre otros síntomas.
Se produce en los infantes por falta de vitamina D, por lo que se ve afectada la solidez de los huesos y el crecimiento.
Los signos más comunes son dolor en las extremidades y en la columna, disminución de habilidades de locomoción y debilidad generalizada.
Suele tratarse con alimentos que contengan vitamina D o suplementos y, si existen problemas de absorción de este nutriente, se recetan otros medicamentos. En casos en los que las alteraciones óseas sean serias, está indicado un procedimiento quirúrgico para corregirlas.
La densidad ósea se pierde porque el organismo no puede compensar la pérdida con una regeneración adecuada, por lo que los huesos se vuelven frágiles y susceptibles a fracturarse con cualquier golpe o caída.
Se presenta de manera frecuente en mujeres mayores de 55 años.
El tratamiento indicado es la práctica de algún deporte para hacer más fuertes los huesos, además de la ingesta de calcio y vitamina D.
Es la ruptura de algún hueso, cuya causa va desde enfermedades que debilitan los huesos, hasta accidentes que pueden provocarlas en individuos son un sistema óseo sano.
Normalmente, basta la inmovilización de la zona afectada y la administración de analgésicos para recuperarse de una fractura, pero si se trata de una lesión grave, se requiere de una intervención quirúrgica.
Cáncer de huesos
A pesar de ser un cáncer poco frecuente, se trata de uno de los más letales. Su origen parece ser hereditario y sus principales síntomas son el dolor y la inflamación en la parte afectada, cansancio, debilidad, fracturas recurrentes y disminución del peso corporal.
El tratamiento va desde quimioterapia y radioterapia, hasta cirugías oncológicas.
Osteomielitis
Causada por alguna infección bacteriana en alguna zona del cuerpo que llega a diseminarse a los huesos a través del flujo sanguíneo o a través de una herida abierta que llega hasta el tejido óseo.
Sus síntomas son el dolor e inflamación de la parte afectada, fiebre elevada, cansancio y debilidad, pero si no se atiende, puede llegar a ocasionar necrosis y llegar a ser mortal.
El tratamiento se basa en antibióticos y, en casos de necrosis localizada, un procedimiento quirúrgico para eliminar el tejido dañado.
Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes
Aparece en la infancia y se desconocen sus causas, pero se trata de un padecimiento en el que la sangre deja de llegar a los huesos de la cadera, provocando daño a nivel celular, siendo factor importante para el desarrollo de fracturas y artrosis.
Dentro de los síntomas destacan dolor en la cadera, dificultad para caminar y cojera ostensible.
El tratamiento incluye fisioterapia y cirugía, entre otras posibilidades terapéuticas.
Osteogénesis imperfecta
También llamada como la enfermedad de los huesos de cristal, debido a que es un padecimiento de origen genético que genera fragilidad extrema en ellos, provocando numerosas fracturas de manera recurrente.
Su origen es una anomalía genética que impide la síntesis del colágeno, componente esencial para la solidez ósea, lo que produce síntomas como debilidad, dientes que se rompen con facilidad, desviaciones vertebrales y afectaciones auditivas.
Se trata de una enfermedad incurable e incapacitante, por lo que el tratamiento busca mejorar la calidad de vida del paciente a través de fisioterapia, analgésicos y cirugías en casos más graves.
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