La bacteriemia o infección en la sangre es una condición grave que ocurre cuando las bacterias ingresan al torrente sanguíneo y se diseminan por todo el cuerpo.
Infección en la sangre
La bacteriemia es una situación potencialmente peligrosa en la que microorganismos, especialmente bacterias, invaden el sistema circulatorio.
Este acceso anormal puede originarse por infecciones localizadas como la neumonía, infecciones en el tracto urinario, abscesos o incluso heridas que no han sido tratadas de manera adecuada. Esta condición tiene el riesgo de evolucionar a septicemia en caso de no tratarse, lo que tiene un riesgo potencialmente mortal.
Generalmente el torrente sanguíneo es un ambiente estéril, pero procedimientos médicos invasivos, lesiones o infecciones preexistentes pueden permitir la entrada de microorganismos y la gravedad de esta situación es que una vez las bacterias ingresan, tienen acceso directo a otros órganos vitales, lo que aumenta el riesgo de complicaciones sistémicas.
Infección en la sangre, síntomas
Los síntomas de la bacteriemia pueden variar en función a la gravedad y al estado de salud general del paciente, aunque con frecuencia se presentan los siguientes:
- Fiebre y escalofrío: la fiebre alta es una de las primeras respuestas del cuerpo ante la presencia de microorganismos en la sangre.
- Taquicardia: un aumento en la frecuencia cardíaca puede indicar que el cuerpo está tratando de combatir una infección inminente.
- Hipotensión: en casos graves, la presión arterial puede disminuir de manera significativa, esto puede indicar un choque séptico inminente.
- Desorientación: puede ser un signo de hipoxia cerebral debido a la infección e inflamación.
- Dolor generalizado: los pacientes pueden experimentar dolor en todo el cuerpo, especialmente en áreas afectadas por infecciones locales.
- Cambios en la piel: erupciones, palidez o cianosis que es una coloración azul en labios o dedos y pueden ser indicación de mala circulación y bajo oxígeno en la sangre.
- Dificultad para respirar: en casos graves, la bacteriemia puede causar inflamación en los pulmones, lo que dificulta la oxigenación adecuada.
Tipo de infección en la sangre
Existen diversos tipos de infecciones en la sangre, los cuales se clasifican en función a su origen, duración y bacterias involucradas.
- Bacteriemia transitoria: ocurre cuando las bacterias ingresan al torrente sanguíneo por un periodo breve y son eliminadas por el sistema inmunitario, se suele asociar a procedimientos dentales donde las bacterias de la boca pueden acceder de manera temporal a la sangre. Aunque es una condición generalmente inofensiva en personas saludables, puede ser de riesgo en individuos con sistemas inmunitarios comprometidos.
- Bacteriemia continua: se caracteriza por la presencia constante de bacterias en el torrente sanguíneo y es común en infecciones graves como la endocarditis que es una infección de las válvulas cardíacas o por dispositivos médicos infectados como los catéteres intravenosos.
- Bacteriemia intermitente: en este tipo de infección en la sangre, las bacterias entran al torrente sanguíneo de manera periódica y se asocia a infecciones localizadas que liberan microorganismos en oleadas, como las infecciones urinarias recurrentes o los abscesos.
- Septicemia: es una forma avanzada, y peligrosa, de bacteriemia, en la cual las bacterias y sus toxinas desencadenan una respuesta inflamatoria severa.
- Fungemia: esta condición es poco común, pero se desarrolla cuando la sangre se infecta por hongos del género Candida, es más recurrente en pacientes inmunocomprometidos o en aquellas personas que han recibido antibiótico de manera prolongada.
A grandes rasgos, el tratamiento suele requerir el uso de antibióticos de manera intravenosa para combatir la infección; en caso de que se presente la sepsis puede ser necesario administrar líquidos intravenosos, oxígeno o medicamentos para mantener la presión arterial.
Es crucial tratar el foco infeccioso inicial para prevenir la recurrencia de bacteriemia.
La bacteriemia es una condición médica seria que requiere atención inmediata.
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Fuentes:
MSD Manuals, Scielo, Elsevier
