Cuando se habla de cirugías del corazón, muchas personas piensan de inmediato en adultos mayores con enfermedades adquiridas a lo largo de la vida. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Existen afecciones cardíacas que se presentan desde el nacimiento y que requieren atención especializada desde los primeros días de vida. En este contexto, la cirugía cardíaca en pediátricos cumple un papel fundamental para corregir malformaciones, mejorar la función del corazón y permitir un desarrollo saludable.
De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 1 de cada 100 recién nacidos presenta una cardiopatía congénita, lo que equivale a entre 1.3 y 1.35 millones de nuevos casos cada año a nivel mundial. Estas cifras reflejan la importancia de contar con equipos médicos altamente capacitados, tecnología avanzada y enfoques quirúrgicos cada vez más precisos y menos invasivos para atender a pacientes pediátricos de todas las edades.
¿Qué es la cirugía pediátrica del corazón?
La cirugía pediátrica del corazón es la rama de la medicina quirúrgica dedicada a diagnosticar y corregir malformaciones estructurales del corazón presentes desde el nacimiento, conocidas como cardiopatías congénitas. Estas alteraciones pueden afectar las válvulas, los tabiques que separan las cavidades cardíacas, los grandes vasos o la forma en que la sangre circula dentro y fuera del corazón.
La cirugía cardíaca en pediátricos abarca procedimientos que se realizan en recién nacidos, lactantes, niños en edad preescolar y escolar, así como en adolescentes. Cada grupo etario presenta retos específicos, ya que el corazón infantil no solo es más pequeño, sino que además se encuentra en constante crecimiento y desarrollo.
A diferencia de la cirugía cardíaca en adultos, los procedimientos en niños requieren una formación altamente especializada del equipo médico y de enfermería, así como el uso de técnicas quirúrgicas adaptadas a la anatomía pediátrica. El objetivo no es únicamente corregir el defecto existente, sino preservar la función cardíaca a largo plazo y permitir que el paciente tenga una vida activa y plena.
Principales tipos de cardiopatías congénitas que existen
Las cardiopatías congénitas representan el tipo de malformación congénita más frecuente a nivel mundial. Se clasifican de manera general en cianóticas y no cianóticas, según si provocan o no una disminución en la oxigenación de la sangre, lo cual puede manifestarse como una coloración azulada en la piel o los labios.
Cardiopatías congénitas cianóticas
Este grupo se caracteriza por una oxigenación deficiente de la sangre debido a alteraciones complejas en la estructura del corazón o en los grandes vasos. Entre las más conocidas se encuentran:
- Anomalía de Ebstein.
- Corazón izquierdo hipoplásico.
- Atresia pulmonar.
- Tetralogía de Fallot.
- Drenaje venoso pulmonar anómalo total.
- Transposición de los grandes vasos.
- Atresia tricúspide.
- Tronco arterial.
Estas cardiopatías suelen requerir cirugía cardíaca en pediátricos desde etapas muy tempranas de la vida, en algunos casos incluso en los primeros días tras el nacimiento.
Cardiopatías congénitas no cianóticas
En este tipo de cardiopatías, la oxigenación de la sangre suele mantenerse dentro de rangos normales, aunque el corazón trabaja de forma ineficiente. Algunas de las más frecuentes incluyen:
- Estenosis aórtica.
- Válvula aórtica bicúspide.
- Comunicación interauricular.
- Canal auriculoventricular.
- Coartación de la aorta.
- Conducto arterial persistente.
- Estenosis pulmonar.
- Comunicación interventricular.
Muchas de estas afecciones pueden corregirse mediante cirugía o procedimientos menos invasivos, dependiendo de su severidad y del estado general del paciente.
Avances más recientes en cirugía cardíaca pediátrica
La cirugía cardíaca pediátrica ha experimentado una evolución notable en las últimas décadas. Gracias al desarrollo tecnológico y a una mejor comprensión de la anatomía cardíaca infantil, hoy es posible realizar procedimientos más seguros, precisos y con mejores resultados a largo plazo.
Actualmente, el enfoque no se limita a la corrección del defecto anatómico, sino que busca minimizar el impacto físico y emocional de la cirugía. Esto se traduce en incisiones más pequeñas, menor tiempo de hospitalización, recuperación más rápida y mejores perspectivas de crecimiento y calidad de vida.
Estos avances han posicionado a la cirugía cardíaca en pediátricos como una disciplina altamente especializada, donde la innovación tecnológica y el trabajo multidisciplinario son esenciales para el éxito de cada intervención.
Cirugía mínimamente invasiva y robótica
Durante muchos años, la esternotomía completa, una incisión amplia en el pecho para acceder al corazón, fue el abordaje estándar en la mayoría de las cirugías cardíacas pediátricas. Si bien sigue siendo necesaria en algunos casos complejos, hoy existen alternativas menos invasivas para determinados pacientes.
La cirugía mínimamente invasiva utiliza incisiones más pequeñas y accesos específicos que reducen el daño a los tejidos, disminuyen el dolor postoperatorio y permiten una recuperación más rápida. Este enfoque resulta especialmente beneficioso en niños, ya que reduce el impacto físico y psicológico de la intervención.
Por su parte, la cirugía robótica asistida ha comenzado a ganar terreno en centros altamente especializados. Estos sistemas permiten al cirujano realizar movimientos extremadamente precisos, con una visualización ampliada y detallada del campo quirúrgico. En algunos casos, es posible corregir defectos cardíacos congénitos sin necesidad de abrir completamente el esternón, lo que representa un avance significativo en la cirugía cardíaca en pediátricos.
Técnicas híbridas y cateterismo intervencionista
Las técnicas híbridas combinan lo mejor de dos mundos: la cirugía tradicional y el cateterismo intervencionista. Este enfoque permite tratar cardiopatías complejas mediante procedimientos coordinados, que pueden realizarse en un solo acto quirúrgico o en etapas cuidadosamente planificadas.
El cateterismo intervencionista utiliza catéteres que se introducen a través de los vasos sanguíneos para corregir ciertos defectos sin necesidad de cirugía abierta. Al integrarse con técnicas quirúrgicas, se logra reducir la invasividad del tratamiento, lo que resulta especialmente útil en recién nacidos y pacientes de alto riesgo.
El objetivo principal de estas técnicas es mejorar los resultados clínicos, disminuir las complicaciones y acortar los tiempos de recuperación. En muchos casos, las estrategias híbridas representan la mejor opción dentro de la cirugía cardíaca en pediátricos moderna.
Planificación quirúrgica avanzada y modelado 3D
Uno de los avances más relevantes en la cirugía cardíaca pediátrica no ocurre dentro del quirófano, sino antes de la intervención. La planificación quirúrgica avanzada ha transformado la manera en que los cirujanos analizan y preparan cada caso.
La impresión y el modelado 3D permiten crear réplicas exactas del corazón del paciente a partir de estudios de imagen. Estos modelos facilitan la comprensión de anatomías complejas y permiten a los cirujanos ensayar el procedimiento antes de realizarlo, lo que reduce el tiempo quirúrgico y los riesgos asociados.
Además, tecnologías como la ecocardiografía de alta resolución, la resonancia magnética cardíaca y las imágenes 3D y 4D ofrecen una evaluación detallada del corazón en movimiento. Esto mejora el diagnóstico, la planificación preoperatoria y la toma de decisiones durante la cirugía.
Gracias a estas herramientas, la cirugía cardíaca en pediátricos no solo corrige malformaciones, sino que se convierte en un proceso altamente personalizado, enfocado en las necesidades específicas de cada niño.
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Fuentes:
OMS, MedlinePlus, NIH