Los factores de riesgo cardiovascular son aquellas características que tiene el paciente, que se pueden modificar o no, y que pueden generar una mayor probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular.
Se le llama enfermedad o patología cardiovascular a un grupo de padecimientos que afectan el corazón, el sistema cardiovascular o los vasos sanguíneos. Estos incluyen la cardiopatía coronaria, enfermedades cerebrovasculares o cardiopatías congénitas, por citar algunos.
Riesgo cardiovascular
Se conoce como riesgo cardiovascular al conjunto de factores o condiciones que aumentan la probabilidad de que una persona presente alguna enfermedad del corazón o de los vasos sanguíneos, como lo es el infarto agudo al miocardio, el Ictus o la insuficiencia cardíaca.
Al hablar de factores de riesgo en la salud cardiovascular, existen los no modificables, que incluyen el sexo, la edad, la raza y los antecedentes familiares de la persona. Dentro de estas características, el envejecimiento incrementa el riesgo de padecer alguna enfermedad cardíaca.
También es importante mencionar que los hombres cuentan con más riesgo que las mujeres de padecer alguna enfermedad cardiovascular gracias a la protección que generan las hormonas femeninas, aunque al iniciarse la menopausia, esta protección deja de estar presente y el riesgo se iguala.
Entre tanto, los factores de riesgo modificables son acciones del día a día que la persona puede cambiar, y que representa un aumento o disminución en el riesgo del corazón. Entre ellos se incluye:
- Colesterol: este es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Al tener colesterol elevado en la sangre, se comienza a acumular en las paredes de las arterias, lo que resulta en la formación de una placa que podría resultar en un ataque al corazón por la aterosclerosis, es decir, del estrechamiento u obstrucción del paso de sangre.
- Diabetes: un mal control en los niveles de glucosa en sangre puede aumentar el riesgo cardiovascular.
- Estrés: el estrés puede aumentar la presión arterial, la tensión muscular y los triglicéridos en la sangre, así como un incremento en las palpitaciones del corazón.
- Hipertensión arterial: tener una presión arterial elevada provoca un sobreesfuerzo en el corazón resultando en arritmias o en insuficiencia coronaria.
- Sedentarismo: llevar una vida con poca actividad física aumenta el riesgo de vivir un ataque al corazón, por el sobrepeso que puede generar, así como los niveles de colesterol en la sangre, entre otras situaciones.
- Sobrepeso u obesidad: un peso excesivo puede elevar los niveles de colesterol y causar presión arterial elevada, así como diabetes; todo esto son factores de riesgo en las enfermedades del corazón.
- Tabaquismo: el humo del tabaco tiene efectos peligrosos para el corazón y los vasos sanguíneos.
Cómo se calcula el riesgo cardiovascular
Los factores de riesgo cardiovascular son elementos clave al momento de realizar el cálculo de riesgo cardiovascular, ya que determinan la probabilidad de que se presenten algunas de las enfermedades cardiovasculares.
Diversas herramientas se pueden emplear para conocer esto como la escala de Framingham, el SCORE o el QRISK, donde se emplean factores de riesgo, lo cual permite estimar el riesgo de un evento cardiovascular a 10 años.
Mientras más factores de riesgo estén presentes y más intensos sean, mayor será el puntaje obtenido.
Estratificación de riesgo cardiovascular
Se conoce como estadificación del riesgo cardiovascular al proceso mediante el cual se clasifica a un paciente en diferentes niveles de riesgo, desde bajo hasta muy alto, según la presencia e intensidad de diversos factores de riesgo cardiovascular.
Esta clasificación se realiza utilizando herramientas clínicas estandarizadas y calculadoras de riesgo, que integran los datos de interés. También se pueden incluir hallazgos clínicos como daño en órganos blanco o antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular prematura.
La estadificación se utiliza para guiar decisiones médicas personalizadas en cuanto a prevención y tratamiento. Por ejemplo, una persona con alto riesgo podría beneficiarse del inicio temprano de tratamiento con medicamentos, así como mediante cambios intensivos en el estilo de vida.
Mientras que alguien con riesgo bajo podría necesitar únicamente medidas preventivas generales y seguimiento periódico.
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Fuentes:
OMS, Texas Heart, Elsevier
