La cirrosis hepática es un estado de inflamación prolongado del hígado, esto provoca fibrosis que es cuando el tejido sano es reemplazado por tejido con cicatrices, el cual genera nódulos de regeneración y a su vez provoca hipertensión portal que genera complicaciones del órgano, indica el Dr. Esteban de Icaza del Río, gastroenterólogo especialista en endoscopía del Centro Médico ABC.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, indica que la cirrosis hepática es la cuarta causa de mortalidad en México.
Como principal causa del desarrollo de cirrosis hepática se encuentra el consumo excesivo de alcohol, posteriormente están las infecciones virales que incluyen la Hepatitis B y Hepatitis C; y en menor medida está la enfermedad de ácido graso asociada a la disfunción metabólica que puede incluir obesidad, diabetes, dislipidemias o presión alta.
En una menor medida también se puede originar debido a la hepatitis autoinmune, la colangitis viral primaria y la colangitis esclerosante primaria.
La cirrosis hepática se puede clasificar en dos etapas:
- Asintomáticas: aquí el problema está compensado y no hay grandes síntomas en la persona.
- Descompensada: la persona presenta los primeros síntomas que por lo general son debilidad, fatiga, pérdida de peso, alteraciones del estado de conciencia, retención de líquido en el abdomen, encefalopatía o la imposibilidad de depurar las toxinas de la sangre, esto último termina afectando el sistema nervioso central y puede generar desorientación u otros estados neurológicos.
Una vez la persona ha entrado en cirrosis hepática descompensada, habrá un mayor riesgo de hospitalización, pérdida de la calidad de vida y un aumento en la mortalidad, señala el Dr. de Icaza.
Para llegar a un diagnóstico de cirrosis hepática se deberá realizar una revisión médica que incluye estudios de laboratorio, pruebas de función hepática, tiempos de coagulación y otros análisis de sospecha que considere necesario el médico.
Adicionalmente se puede realizar una revisión con ultrasonido, elastografía o endoscopia, con el objetivo de buscar várices esofágicas lo que permitirá obtener índices de detección de fibrosis y en caso de que esto se presente determinar si se ha llegado a la cirrosis hepática o aún no.
Una vez se ha diagnosticado este padecimiento, se buscará dar tratamiento, aunque este dependerá de la progresión de la enfermedad, comenta el Dr. de Icaza, en primer lugar, se deberá eliminar el agente causal, si se originó por algo en el estilo de vida, como es eliminar el consumo de alcohol; para los orígenes por hepatitis virales actualmente se cuenta con tratamientos farmacológicos que tienen una tasa de radicación superior al 90%.
También se deberá buscar controlar la obesidad, si existe, mediante dieta y ejercicio; controlar la diabetes, controlar la hipertensión arterial sistémica o las dislipidemias.
Para los casos muy avanzados de cirrosis hepática, el trasplante de hígado es una medida que puede ser requerida.
La cirrosis hepática es una enfermedad que se puede prevenir o detectar en una etapa temprana, lo cual mejorará la calidad de vida de la persona. En caso de tener algún factor de riesgo, acércate con un médico para conocer tu estado de salud.
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Fuentes:
Dr. Esteban de Icaza del Río – Gastroenterólogo especialista en endoscopía del Centro Médico ABC
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