Los tipos de estrés se clasifican en función a la naturaleza del estímulo, así como la duración de la experiencia y el impacto que tiene en la salud de la persona.
Qué es el estrés
El estrés es una reacción fisiológica y psicológica que se origina ante estímulos que pueden ser externos o internos que se denominan estresores y que demandan una respuesta adaptativa.
En el organismo, el estrés es un mecanismo de supervivencia que prepara al cuerpo para enfrentar desafíos mediante la activación del sistema nervioso simpático.
Durante las situaciones estresantes, el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina; lo que aumenta la frecuencia cardíaca, mejora la agudeza mental y proporciona energía inmediata para afrontar dicho desafío.
Pero, cuando el estrés se mantiene durante periodos prolongados de tiempo, puede dar lugar a trastornos crónicos como la ansiedad, depresión, hipertensión y hasta enfermedades cardiovasculares.
Causas del estrés
Las causas del estrés son muy diversas y puede originarse por situaciones del ámbito laboral lo que puede resultar en estrés laboral, problemas familiares, enfermedades, cambios significativos en la vida o cualquier otra situación que pueda afectar el estado físico o emocional de la persona.
Los tipos de estrés se clasifican en:
- Estrés agudo: esta es la forma más común y se presenta como una respuesta inmediata a un desafío o amenaza, suele ser de corta duración y desaparece una vez que se resuelve la situación.
- Estrés agudo episódico: ocurre cuando una persona experimenta episodios frecuentes de estrés agudo; es una situación habitual en personas con vidas muy ocupadas o que tienden a preocuparse excesivamente, lo que genera la sensación constante de prisa y dificultad para relajarse.
- Estrés crónico: este tipo de estrés es el más perjudicial, ya que persiste durante largos periodos y puede ser causado por problemas continuos. Este tipo de estrés suele causar una sensación de desesperanza y tiene un impacto negativo en la salud física y mental de la persona; de no controlarse se puede volver un factor de riesgo para condiciones cardiovasculares o trastornos emocionales.
Al momento de hablar de la clasificación del estrés, hay que hablar que existe tanto el estrés positivo como el estrés negativo. El estrés positivo o eustrés es aquel que motiva a la persona a alcanzar sus metas y superar desafíos, es el que incrementa la energía y el enfoque. Mientras que el estrés negativo o distrés es cuando esta condición supera la capacidad de una persona para afrontarlo, afectando profundamente el bienestar de la persona y se relaciona al agotamiento, ansiedad y las enfermedades crónicas.
Síntomas del estrés
El estrés puede manifestarse de diversas formas y afecta tanto el cuerpo como la mente de la persona. Dentro de los síntomas físicos más comunes están los dolores de cabeza frecuentes, tensión muscular en el área de cuello y espalda, problemas gastrointestinales como diarrea o náuseas, insomnio y fatiga persistente; también se puede percibir un aumento en la frecuencia cardíaca durante el episodio de estrés.
Mientras que, en el área emocional, el estrés puede provocar irritabilidad, cambios repentinos de humor, sensación de agobio, ansiedad constante y falta de interés en actividades cotidianas.
Algunas secuelas cognitivas que pueden experimentar las personas con estrés son dificultad para concentrarse, problemas de memoria y la toma de decisiones impulsivas.
También es posible que se vea afectada la conducta mediante cambios en los hábitos alimenticios, aislamiento social e incremento en el consumo de sustancias.
Aunque el estrés es una reacción del cuerpo que ayuda a superar situaciones o momentos específicos, es importante identificar los diferentes tipos de estrés para buscar atención médica especializada en caso de que las secuelas afecten más de lo que beneficia esta condición.
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