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¿Qué es la insuficiencia mitral?

26 de noviembre 2025

La insuficiencia mitral es una de las enfermedades cardíacas más frecuentes y, al mismo tiempo, una de las que más dudas genera entre los pacientes. Se trata de un padecimiento en el que la válvula mitral no se cierra correctamente, lo que provoca que parte de la sangre “se regrese” del ventrículo izquierdo a la aurícula izquierda en cada latido. Esa fuga, conocida como regurgitación mitral, puede ser leve, moderada o severa, y sus consecuencias varían según la progresión del problema.

Este trastorno puede pasar desapercibido durante varios años, pues en muchos casos no causa molestias en etapas iniciales. Sin embargo, con el tiempo el corazón comienza a sobretrabajar para compensar la pérdida de sangre en cada contracción. Esto puede llevar a síntomas como cansancio, falta de aire, palpitaciones e, incluso, a complicaciones como fibrilación auricular, hipertensión pulmonar e insuficiencia cardíaca. Por eso es importante detectarla y tratarla oportunamente.

A continuación, encontrarás una guía clara y accesible para comprender mejor qué es la insuficiencia de la válvula mitral, qué síntomas provoca, cómo se diagnostica, cuál es su tratamiento y qué tan grave puede llegar a ser.

¿Cuáles son los síntomas de la insuficiencia mitral leve?

Cuando la regurgitación es mínima o moderada, suele hablarse de insuficiencia mitral leve. En esta etapa muchas personas no presentan síntomas, y la enfermedad se detecta de manera incidental durante un chequeo médico de rutina.

Aun así, cuando aparecen molestias, suelen ser sutiles y progresivas, como:

  • Fatiga o cansancio, especialmente al realizar actividad física.
  • Disnea, es decir, dificultad para respirar debido al esfuerzo.
  • Palpitaciones o sensación de latidos irregulares.
  • Soplo de insuficiencia mitral, detectado cuando el médico usa el estetoscopio.
  • Edema leve (hinchazón) en tobillos en casos más avanzados.

Una pregunta común es: “¿Me puedo morir por una insuficiencia mitral leve?”

La respuesta general es no, siempre que se mantenga bajo vigilancia médica. En etapas leves, la enfermedad no suele comprometer la vida del paciente. Sin embargo, puede progresar con los años, por lo que el seguimiento cardiológico es indispensable.

Cuando la fuga aumenta, puede convertirse en insuficiencia mitral severa, etapa en la que sí puede representar un riesgo importante para la salud, especialmente si no se trata.

¿Cómo se diagnostica la insuficiencia mitral?

El diagnóstico combina la valoración clínica con estudios de imagen que permiten observar la estructura y función de la válvula. El proceso suele incluir:
  • Revisión clínica: el médico evalúa los síntomas, antecedentes personales y familiares. También realiza una exploración física en la que puede detectar un soplo cardíaco característico de insuficiencia mitral.
  • Ecocardiograma: es el estudio clave. Mediante ultrasonido, el cardiólogo analiza el tamaño del corazón, el grado de fuga de sangre, el grosor de las paredes y la movilidad de la válvula. Aquí también se utiliza la clasificación de Carpentier para insuficiencia mitral, la cual permite identificar el mecanismo del problema (estructural, funcional, por prolapso, etc.) y definir el tratamiento más adecuado.
  • Radiografía de tórax: permite observar si hay crecimiento del corazón o signos de congestión pulmonar.
  • Electrocardiograma (ECG): ayuda a detectar arritmias como la fibrilación auricular, frecuente en pacientes con insuficiencia mitral.
  • Resonancia magnética cardíaca: ofrece imágenes más detalladas cuando el ecocardiograma no es suficiente o cuando se requiere una evaluación más precisa.
  • Prueba de esfuerzo: sirve para medir la capacidad funcional del corazón y detectar síntomas que no se manifiestan en reposo.
  • Cateterismo cardiaco: utilizado en casos complejos o cuando se planea una cirugía. Permite medir presiones, evaluar arterias coronarias y confirmar la severidad de la regurgitación.
Ecocardiograma realizado a paciente para llegar al diagnóstico de la insuficiencia mitral.

Un diagnóstico oportuno es fundamental, porque incluso las formas leves pueden progresar sin causar síntomas evidentes.

¿Cómo se trata la insuficiencia de la válvula mitral?

El tratamiento depende del grado de severidad, la causa de la regurgitación, la presencia de síntomas y el estado general del corazón. En general, incluye:

  • Tratamiento recetados: aunque los medicamentos no “cierran” la válvula, ayudan a controlar síntomas y reducir complicaciones.
  • Cambios en el estilo de vida: el médico puede recomendar:
    • Reducir el consumo de sal.
    • Mantener un peso saludable.
    • Ejercicio moderado supervisado.
    • Evitar el tabaco.
    • Controlar la presión arterial y otros factores de riesgo.
  • Seguimiento cardiológico periódico: es esencial para evaluar si la insuficiencia mitral avanza. Un paciente con insuficiencia mitral leve puede requerir un ecocardiograma cada 1 o 2 años; los casos moderados o severos se vigilan con mayor frecuencia.
  • Cirugía o intervención para reparar o reemplazar la válvula mitral: cuando la fuga es importante y el corazón comienza a resentirse, la intervención es la mejor opción. Existen dos alternativas principales:
    • Reparación valvular: es preferida en la mayoría de los casos porque conserva la válvula natural del paciente. Se utiliza cuando la causa es un prolapso o flacidez de los tejidos.
    • Reemplazo valvular: se indica cuando la válvula no puede repararse. Puede ser con prótesis mecánica o biológica.

En los últimos años también existen procedimientos mínimamente invasivos que se realiza a través de un catéter y evita la cirugía abierta en ciertos pacientes.

¿Cómo se cura la insuficiencia de la válvula mitral?

La insuficiencia valvular mitral puede “curarse” o corregirse en algunos casos, dependiendo de la causa y la severidad.

Cuando es leve, en la mayoría de los pacientes no es curable como tal, pero sí controlable. La regurgitación leve puede mantenerse estable por muchos años sin afectar la calidad de vida, siempre con vigilancia médica.

Cuando es moderada o severa, la única forma de “curar” la insuficiencia mitral severa es a través de:

  • Reparación quirúrgica.
  • Reemplazo valvular mitral.

Estas intervenciones permiten restablecer el flujo normal de sangre y prevenir el deterioro del corazón. Son procedimientos seguros y con un alto índice de éxito cuando se realizan a tiempo.

Cuando existe una causa corregible como la endocarditis, fiebre reumática o secuelas de un ataque cardíaco, pueden tratarse para evitar que la insuficiencia mitral empeore.

En cualquier caso, la clave está en el seguimiento oportuno y en elegir la intervención adecuada según cada paciente.

¿Qué tan grave es la insuficiencia mitral?

La gravedad depende de tres factores principales:

  • El grado de fuga: 
    • Insuficiencia mitral leve: generalmente no afecta la vida del paciente y no causa daño estructural inmediato.
    • Insuficiencia mitral moderada: puede provocar síntomas y requerir vigilancia estrecha.
    • Insuficiencia mitral severa: puede llevar a complicaciones serias si no se trata.
  • La velocidad de progresión: Algunas personas pueden permanecer estables durante años, mientras que otras progresan rápidamente, especialmente si existe daño en los músculos del corazón (como en las miocardiopatías).
  • Las complicaciones asociadas: La insuficiencia mitral puede provocar:

Estas complicaciones sí pueden comprometer la vida del paciente. Por eso, cuando la insuficiencia mitral severa provoca crecimiento del corazón o síntomas importantes, la cirugía suele ser la mejor opción.

¿La insuficiencia mitral puede causar la muerte?

La insuficiencia mitral no suele ser mortal en fases leves, pero las formas severas no tratadas sí pueden poner en riesgo la vida. Con diagnóstico temprano, vigilancia médica y tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes llevan una vida plena.

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Fuentes:

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    Ricardo Ostos

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