Como no suelen generar síntomas, los tumores anexiales suelen diagnosticarse accidentalmente en revisiones ginecológicas de rutina, aunque si presentas sintomatología, el médico la analizará junto con tu historial clínico, para, posteriormente, realizarte una revisión física y un examen pélvico exhaustivo.
Asimismo, te practicará una serie de estudios para descartar otras afecciones, confirmar el diagnóstico y comprobar su benignidad, tales como:
- Análisis sanguíneo.
- Ecografía.
- Tomografía computarizada.
- Biopsia de tejido.
El tratamiento a seguir dependerá del tipo de tumoración, su tamaño y su ubicación, pero, por lo general, incluye:
- Observación.
- Control de la sintomatología (si es que existe).
- Cirugía.
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